jueves, 28 de abril de 2011

De las cosas que digo

Les diré una cosa: aquellas personas que no estén dispuestas a cambiar por amor, no merecen vivir la experiencia transformadora del amor.

Los tontos dicen que si alguien te ama, te aceptará tal cual eres.  Atención: no digo que haya que mutarse y tratar de "hacerse al otro", digo que es falso que no haya que hacer ningún cambio.  Uno quiere ser mejor cuando conoce a alguien que ama.  Uno cede.

Alguien me preguntó al respecto hoy, pero fue más allá, me preguntó que si cuando uno ama espera siempre ser correspondido.  MI respuesta sigue siendo firme, uno ama y ya.  Espera DAR, no recibir.

Particularmente siempre que doy, no recibo.  Y siempre que he recibido, no he dado.  No coincido.  Pero veo que cuando me doy todo, la otra persona NO MERECE, aunque claro no por eso dejo de dar, doy porque siento hacerlo, porque quiero además, pero pues nada más.

Hoy mientras regresaba de la universidad, hablando con una chica muy bonita y un compañero, pensaba que debo admitir que cada día me enamoro más de las mujeres, no de una en especial, sino de lo que ustedes son.

No trates como prioridad a quien te trata como opción.  Es peor un "ya no te amo" o es peor un "te quiero como amig@".  Eso preguntaba alguien por Facebook también.

Y no tengo respuestas para todo, sino muchas preguntas.  Dicen también que estoy escribiendo ahora en este blog con una inusual amargura, muy frío, muy sincero y del corazón como siempre, pero frío.  Y quizás sea así, qué sé yo.

Admito, repito que me gustan las mujeres, pero digo que jamás he deshonrado a una mintiéndole respecto de lo que pienso o siento, jamás he inventado algo para conseguir cosa alguna con ellas, nunca he traicionado a una mujer o sido infiel, porque sencillamente no soporto eso, o sea, me parece demasiado indigno de un verdadero hombre.

Mis queridos, mientras bebo una leche caliente con un poco de café (me gusta la leche con café, en vez del café con leche, es mucho más rico), a pesar de que estamos en un caluroso verano, quiero decirles que no se trata de ninguna otra cosa, el amor, más que de estar dispuesto a destaparte, para que otro se tape por las noches; de levantarte media hora antes para hacer dos desayunos en vez de uno (o tres), se trata de aprender a cocinar porque quizás ella cocine tres veces a la semana y tú las otras tres y una salen por ahí a algún restaurante con la excusa de verse a los ojos como cuando deseabas conquistarla y acordabas desayunar, almorzar o cenar con ella, sólo para tenerle enfrente, decir cualquier cosa, la cosa era escucharla reír, verla sonreír, divertirla, sacarle de la rutina, hacer que piense en ti.

El éxito mis queridos es hacer que ella te extrañe, aún teniendo poco tiempo de conocerse (no hace falta una vida, un hábito se forma en 21 días), es hacer que el chico que pretendes piense en ti  a toda hora, que desee que entre un mensaje tuyo, un e-mail, ver una actualización en las redes sociales con tu nombre; la mera cosa es conseguir que esa persona desee enviarte un mensaje pero por el orgullo y por el sentimiento de "yo no hice nada malo" no lo haga.

Amor es sentirte culpable aunque no lo seas y pedir disculpas.  Amor es dar, antes que recibir.

No hablo de un amor enfermizo en el que dejas de pensar y te vuelves loca o loco por la otra persona.  Hablo simplemente que la experiencia de amar es esa.

Aquellos incapaces del corazón que no arriesgan y quieren que siempre otro se arriesgue por ellos, pobres.  Pobres aquellos que dicen que "jamás se humillarán", porque, si algun@ así lee esto, sabrá que es cierto que carece de la capacidad de enamorarse.

Claro que "enamorarse" no es un asunto estático, algo que es metódico, que hay formulas, vulgarmente digamos que es "algo que pasa" y ya.  Pero hay gente que simplemente no merece la experiencia de amar.

Deseo con todo mi corazón que la vida les sorprenda, déjense.


P. D. En diciembre me gustaría ir a El Salvador, hay alguien de ese país que lea este blog?

miércoles, 27 de abril de 2011

Quiero volver a donde todo comenzó.  Quiero regresar a la verdadera fuente, a aquella cosa importante, a ver, sentir, palpitar lo que en realidad es importante.

Quiero confiar en lo que confiaba.  Quiero ser lo que fui.

Quiero deshacerme de la vida, rehacerla.


Quiero desconocer a toda la gente y volver a encontrarme con cada uno.  Darle un beso en la mejilla a todas las personas mujeres que conoceré de nuevo y que quiero re-conocer.  Darle un abrazo a aquellas personas hombres que decidí confiar para invitarlos a mi nueva vida.

Me gustaría olvidar el pasado. Los tontos dicen que no borrarían nada del pasado porque eso los hizo ser como hoy son; eso no es cierto.  La mera verdad es que hoy somos lo que una gracia superior quiere que seamos, el pasado malo y los errores, son precisamente errores.

Uno no puede estar agradecido de los errores que ha cometido ni de aquellas cosas que debió no hacer.

La vida es y deja de ser.


Me niego a continuar.  Me niego a retrasarme.  Alzo la mano, protesto.


Stop.  No puedo y a la verdad tampoco debo seguir así.


¿Querían respuestas?

Éstas son.  Éste soy.  Mucho gusto.  

¿Querían que el blog volviera a tener la misma intensidad de al principio?
Acá estoy, escribiendo más con el alma que con cualquier otra cosa.

Que Dios me bendiga. Perdón si alguien sale lastimado por mi carácter, mi extraña, amorfa y descompuesta forma de ser recurrentemente.

Un abrazo.

Adiós, mundo cruel.

Carta número diecinueve

Estaba sentado escuchando a Julio (Melgar) y de pronto vino la señal, justo frente a los dos monitores que hay en esta habitación que sirve para editar audio, video, fotografías, escribir ensayos de política, aquello que pienso del mundo y para llenar este blog, ocasionalmente de mis letras.

Pensé en mi imprudencia del otro día (lo admito) del mensaje sobre que la cosa no funcionaría, porque a pesar de que sí fue algo divino, creo que lo pude haber hecho de otra forma.  Y más tarde planeo enviarte un mensaje al celular, pero pasa que no sé si me arrepentiré, no de hacerlo, sino de la crisis que te puedo causar.  Hoy la señal vino clara.  Fue precisa.

Recordé el día de la carrera en Las Américas.  Pensé que quizás necesitás ayuda con la redacción de algo, cualquier cosa y que a mí pues humildemente me gusta hacer eso (ayudar-te y redactar-te), o que quizás estás con ganas de que alguien suba tu autoestima, te diga aquel cúmulo de cosas que las volvería a decir porque eso pensé en ese momento y porque eso sentí y porque soy firme con aquello que digo, pero sobre todo, con aquello que escribo.  Pensé que de pronto, no sé, quizás tal vez, tuvieras ganas de leer muchas letras mías, de escuchar las cosas tan interesantes que solía decir por teléfono que te hacían quedarte sin palabras (en realidad sí sabías qué decir pero decirlo sonaría demasiado cruel).

Pensé importunadamente en el hipoclorito, en consecuencia en vos. Pero seré honesto, hace unos dos días alguien me preguntó si te extraño (para variar un lector de este sitio, luego una lectora), le respondí la verdad, que no.

Hace unas dos semanas, Jenny me preguntó lo mismo, le dije que no (insisto, es la verdad), me contó que habías chocado o algo así.  No le puse importancia (con una inusual frialdad en mí).  Y nada más.  El domingo anterior, admito que mientras subía las gradas de la parada del Transmetro volteé a ver McDonald's, porque aquella mágica vez que llegamos justo al mismo tiempo con la esperanza de que el otro recordara el acuerdo de vernos ahí, fue precisamente: mágica.  Esa vez te quejaste de tu mamá, te quejaste también del propio carro que se descompuso, dijiste que llevabas la misma ropa sucia del otro día y sin bañarte (oh sorpresa! (es broma)).

Sólo quería saludar.  Mientras escribía este post decidí no enviarte el mensaje y que la señal te llegue igual que a mí y leas esto, sobre todo, que tengas, lo que se necesita tener (valor, agallas, gracia, pena, lástima o lo que sea) para responderme con un "hola" como yo lo hice tantas veces.


No pelees, sólo quería saludar.  Tu hermana me dijo algo doloroso hace varios meses, dijo "vos no soportar haber perdido y que ella - vos - no te pelara".  Fue doloroso, porque de la que consideré mi mejor amiga jamás esperé algo así, tan fuera de foco, alejado totalmente de la realidad.  Uno cuando ama desea el bien de la otra persona (SÍ!!!! LO SIGO SOSTENIENDO) aunque no sea a tu lado.  Pero para hacer eso se necesitan agallas; de un lado - el mío - para aceptar esa circunstancia, y del otro lado - el tuyo - para tener la madurez de decirlo.

¿Ya solucionaste tu problema para expresar y / o sentir amor?


El amor nunca deja de ser.  Pero yo no soy el amor.

De mi lejanía

Quisiera estar lejos.

Donde la gente no me conoce, pero es encomiablemente amable.

Me gustaría no dejar de aparecerme por un momento.  Quisiera no ser quien soy en este instante.  Mañana volver, traer las maletas de vuelta, sonreír porque estoy en casa de nuevo.

Quiero volver del lugar del que salí y que cada vez lo veo más distante.  Quisiera llegar a ese sitio donde las cosas son calmas, quietas, con paz, sin agitaciones peligrosas, pero sobre todo: con una armonía y sensibilidad que sólo la parte espiritual la dá.  Comprender ciertos asunticos íntimos del amor.  El verdadero amor que es una persona.

Deseo deshacerme de mí y encontrarme luego conmigo.  Saludarme, tomarme un café, no escuchar a nadie, sólo sentarme, dejar de hablar, callarme un poco, quitarme lo cansado, sacudirme la rutina de los días, que el constante estado cata-tónico que suele estar y no deja de ser, simplemente desaparezca.

Quiero estar cerca, ahí es.

La vida nos agita, nos sorprende.  La vida es como un Alka-Seltzer, como una cerveza, que se sube toda la espuma en un instante pero que puede ser sólo un espejismo pues la cosa en realidad ni es tanta como parecía, ni es tan exquisita como se mostró en el comercial para televisión retocado.

La vida nos augura.  La vida nos equivoca, nos lleva a emociones fuertes que alteran la posibilidad de nuestros días.

Es mejor la mesura, es mejor la quietud.  Es mejor sentarse en una ventana a ver la lluvia caer tomando leche con café, en vez de café con leche.

Eso no es "no correr riesgos" como los tontos podrían pensar, eso simple y sencillamente es aventurarse a quedarse estático.  Suena contradictorio, pero es real.  No por mucho correr se es mejor y sobre todo más feliz.

Lo más importante de esperar, es saber cuándo actuar.

Yo sigo esperando.  Aguardo el momento indicado para actuar.  De momento, mis actuaciones, aquellas apariciones en el telón han sido medianamente aplaudidas por el público que llega a ver el ensayo, la verdadera obra aún no se estrena y no sé cuándo será la vez primera que, ante todos, ante el gran público, se presente.


Shhhhh...hoy no estoy, está sólo mi ausencia.

sábado, 23 de abril de 2011

De Pablo

Hola, mucho gusto.  Soy yo otra vez.  Mi otro yo está un poco dormido, jodido o encandilado de tanta luz, a saber qué le pasa, a dónde va o qué.

Hoy una amiga me dijo que yo ando "cantineando" a todas las mujeres (en "guatemalteco" eso quiere decir algo así como "seduciendo", "enamorando" a todas las mujeres).  Al respecto debo decir algunas cosas: no sé por qué tengo la desafortunada manía de tratar de ser elegante con las palabras (a lo mejor porque soy periodista y comunicador social, será por eso? mi capital, mi materia prima son las palabras, por lo cual no las considero un adorno sino que ellas son mi todo, mi mera tarjeta de presentación).

Si veo a una mujer que es físicamente atractiva, con todo el respeto que me merece y si la situación lo permite, debo decírselo.

Si hay una mujer que me transporta con sólo estar ahí, debo decírselo.  Pero por supuesto que hay situaciones, personas y cosas que nos hacen transportarnos mentalmente a otro espacio y a otro tiempo, pero eso no indica que estrictamente nos sentimos atraídos.

Admito que he cometido errores en mi vida, y que, como hablaba con una mujer que admiro y aprecio, he lastimado a personas sin querer hacerlo.

A esa misma mujer quisiera jamás tocarle el corazón para dañarlo.  Quisiera ayudarle, bendecirle, aportarle algo.

Juro solemnemente que mis intenciones son buenas.  Y yo siempre le advierto a las personas cuando recién me conocen, a las chicas, que por favor no se enamoren de mí, no es alejarlas sin saber qué o qué, ni es predisponerme ni llevármela de cassanova, sólo que prefiero que el corazón ajeno se mantenga en paz y sano. Y que si la cosa pasa, pase.


Yo no sé mañana, me dijo una mujer (MUJER, con mayúsculas; aunque sea niña, cosa que le agradezco infinitamente, sino tuviera eso que la hace niña, no le hablaría, ni ella a mí de seguro) y creo que es así.


No le huyo al compromiso ni le temo a esas cosas.  Soy hombre y siempre voy de frente y soy responsable con lo que digo, pero sobre todo con aquello que escribo, asumo las consecuencias.


Y ya.  Eso es todo por hoy, creo.  No me sale más. 


Cápsula post Semana Santa.  Casi terminó esta semana tradicional en nuestros países.  Soy consciente del daño social que ha provocado la religión organizada; acepto y admito que los evangélicos, católicos y demás seguidores de las diferentes sectas cometen errores recurrentemente como personas.  Estudié teología también (oh sorpresa) y podríamos discutir apasionadamente del origen de la Biblia y demás temas recurrentes.  Pero aunque la reliigón es nociva, dañina, inútil, la persona de Jesús es real y recordar su muerte y resurrección, anunciar que resucitó, me parece un acontecimiento muy importante, pese a cualesquiera de las formas de hacerlo.  En todo caso, el objetivo de esta fecha se cumple: pensar en la persona más importante sobre la faz de la tierra.

miércoles, 20 de abril de 2011

Yo y yo

Actualmente tengo dos buenas amigas. Antes he tenido otras, pero por tiempo, distancia, destino o falta de soportarme, terminaron yéndose.

A quién quiero engañar? Hace unos días le dije a una de esas dos amigas que hay cosas que uno no controla y que hay decisiones que hay que tomar con el cerebro y dejar de lado aquello que sentimos.
Ésta amiga, sabia cada vez que debe serlo, dijo que debia esperar. Darme chance. Le respondi que no había por qué esperar más.

Así soy. Turbulento de emociones, y por eso procuro alejarme. No me gusta lastimar gente, aunque termino haciéndolo. Pero en serio no es intención mía.
La vida da vueltas, quizás me haga falta otra vuelta.


P. D. Shhhhhhhhhh. Que nadie diga nada al respecto.

miércoles, 13 de abril de 2011

Carta de alguien que sabe que una mujer se enamoró de él

A quien interese:

El motivo de la presente es para hacer constar que soy importante para alguien, es para que todo aquel que esté interesado y tenga la oportunidad de leer esta misiva, esté enterado de que hay una mujer  para quien soy importante y que decididamente necesita de mí para vivir.  Necesita de mí, no en el estricto sentido biológico, sino en el mero aspecto relacional, del corazón, afectivo, sentimental.

Soy importante para ella, eso lo sé.  De hecho, tengo certeza de que lo soy.

Percibo un comportamiento ajeno a su vida normal.  Alteré sus días, sus horas, sus motivaciones.

Desde que me conoce, y desde que aceptó que me ama y que le gusto, su vida  ha pasado de ser simplemente su vida (con sus depresiones ocasionales, sus alteraciones y cambios de humor extraños) a ser una vida feliz, plena.

Ella tardó algunos meses en aceptar que me ama.  Seguramente porque las experiencias de su vida pasada hicieron que su carácter fuese duro, áspero, pero con una dulzura exquisita.  Me hace recordar a los dulces de menta que tienen chocolate en el centro; a veces la menta es muy fuerte, picante, desesperante a caso, pero aquel que sigue, llega al fin a disfrutar el chocolate mentolado, ese sabor extraño, rico, entre dulce y una mezcla de no sé qué.  No tengo la menor idea sobre la razón que le hizo tardar tanto en admitir que se había enamorado de mí; yo se lo advertí, le dije que acabaría amándome.  Aunque, ahora que recuerdo, también le pedí que no se enamorara de mí, porque yo conozco que quienes antes lo han hecho, no han soportado, se rinden, no continúan hasta llegar al punto álgido, como en la parábola de la menta.
No me importa.  Ahora que ella me ama siento que mis días tuvieron una razón de ser, veo con mayor claridad las cosas y simplemente soy feliz.  Es inevitable sentir que la cosa es mejor porque ella está a mi lado.  Bueno, cuando estuvo.

Ella me ama, me amó.


Lamento no estar en este instante con ella, desde el día en que lastimosamente tuve que irme para siempre de su vida.  Es que se lo advertí! le repetí que no se enamorara, que la cosa que llevo en mi cuerpo me mataría lentamente y así fue.

El 6 de agosto de 2008 morí.  Morí porque la vida es así, te da y te quita.  Pero he aprendido de que lo perfecto es así.  Lo perfecto no es eterno, porque lo eterno (a excepción de lo divino) nunca funciona bien siempre.  La realidad después del "y fueron felices para siempre" es que la vida real empieza y el hechizo y la magia se acaban, la crudeza de la vida es disinta.

Lo nuestro en cambio fue perfecto porque ella me amó tanto como pudo amar a un hombre; y yo la amé, tanto como quise hacerlo.

martes, 12 de abril de 2011

De éste ser

Creo, sin el temor infundado a equivocarme, de que soy mejor amigo que cualquier otra cosa.

Pasa que la sociedad nos inculca "valores" (a mi parecer nos impone cosas que alguien aceptó como buenas, sin cuestionar para quién o para quiénes son buenas) y esos "valores" nos obligan a ciertos compromisos, saber con quién, del tipo moral.

Y no sé, soy un desacomodado del sistema, de la vida, del mundo. Claro que no es mi carácter juvenil y la fuerza de mis pocos años, como alguno que otro podría imaginar.  Así nací, desde chico fui así.

Antes que jugar con carritos, prefería leer la prensa, estudiar, aprender a escribir o a leer.  Suena nerd, con la única diferencia en que desarrollé ciertas destrezas diferentes y que soy más guapo que el promedio de nerds, no tan inteligente ni con tan perfectas calificaciones, o sea, según yo, soy un insulto para los nerds.

Qué me importa lo que la gente diga de lo que yo soy.

Simplemente soy yo.  Aburrido, jodidamente hablador, tiernamente romántico, divinamente enojado y otro montón de epítetos, calificativos pues que la gente osa decir de mí.
Soy mejor amigo que pareja romántica.  Quizás por esas imposiciones sociales sobre lo que es ser o no ser "novio".

Yo sólo vivo de acuerdo a preceptos que considero son válidos, a fundamentos que a mí parecer tienen valor en lo divino y en lo correcto para socialmente vivir feliz y en armonía.

Digo todo eso no sé por qué.  Siento calor porque éste verano está siendo jodidamente caliente, recién hoy le cambié el título a mi tesis, en realidad sólo reformulé una palabra que abundaba en digamos ambigüedad y además, escribí eso porque se me dio la gana y punto.
Es broma.  Es broma lo de que se me dio la gana, lo demás es todo cierto.

Zapatos coloricos

Justo las 15:00 horas marcó el reloj con formato de 24 horas que poseía en su mano derecha.  Aunque pensándolo bien, el reloj lo poseía a él, era prisionero del tiempo, del trabajo, esclavo del mundo neoliberal y capitalista del que somos parte.

El sol era agotador, a más no poder.  Pensó que el solecito de esa hora en verdad podría asesinar a cualquiera si uno se no cuidaba las palpitaciones del corazón, agitado por la irradiación solar.

Sudaba un poquito, no tanto porque recién se había duchado con un agua más fría de lo que requiere la cosa.  Compró un ramo de rosas porque quería cortejar a una chica que le gustó un día que la vio tras una vitrina de venta de zapatos.

Los zapatos, dicho sea de paso, eran de muchos colores, de tacón alto y con una marca grande de 2X1, anunciando las promociones de verano.  Curiosamente, los tacones altos no eran tan vendibles en esta época del año, pero como las mujeres siempre compran zapatos, especialmente si están en ofertas, hay de todos los colores (para que combine con la blusa, con el pantalón, con los aretes y demás accesorios) entonces era una gran ganga.

El chico deseó un pastel de elote con queso, porque son ricos, aunque al tiempo pensó que el calor le quitaba esa sensación de "rico" que le da una taza de café, a ratos ácida y a ratos simplemente café.

Nada pasó.
Finalmente, sintió un golpe en la cabeza, fue secuestrado y muerto.  Las rosas las llevaba en la mano, pero nunca las entregó.  La chica de la zapatería jamás conoció al que ciertamente era el hombre de su vida.

Claro, ella tuvo la oportunidad de al menos decirle algo, pero no se atrevió.  Pensó que desbocarse y decirle de una vez, en la primera vez que se veían, aquello que su corazón le hacía palpitar (que le gustaba como para ser suya) sería apresurar las cosas.

Ella no supo jamás (esto me lo contó alguien que prefirió el anonimato) que si hubiese prounciado esas palabras, él ése día le habría llamado para decirle que la invitaba a comer y no hubiera ido con esas rosas, a esa hora, en esa calle.


La chica se casó con un hombre que la amó, pero al que ella jamás necesitó.  Murió sin conocer el amor y sin saber que su hombre, no había sido "como todos los demás" como razonó al no verlo aparecer más en la tienda de zapatos de colores a 2X1 por el verano, sino que había muerto.


lunes, 11 de abril de 2011

Domingo y sábado

El sábado en la universidad, junto a mis compañeros, comíamos en la grama, estilo picnic.

Yo comía piña porque no sé por qué me fascina.

Escuchaba cómo opinaban sobre sexo, religión y política, con tan variada delicadeza que parecía que recitaban las vocales, lo cual me pareció por demás ameno, adecuado y digno.

Alguien me preguntó que si alguna vez en mi vida había estado cerca de casarme.  Respondí la verdad, que no.

El domingo pasé la tarde en casa de mi tía, aprecio mucho a mi tía y a mis primos, pero me resulta un tanto soso ir los domingos por la tarde a la casa de una tía, en todo caso acepté ir para compartir, la familia es importante desde siempre y para siempre.  Indisintamente de si la familia es dos o cien personas.
Caminé con mi abuelita a comprar pan, vi las casas bonitas, un perro se nos atravesó, unos niños jugaban con otros niños más chicos, la gente caminaba, unos de la mano, parecían novios de lejos, esposos de cerca (por la edad), todos parecían disfrutar su domingo vespertino.

Regresamos al parque que está cerca de la casa de mi tía, en ese momento supe que quizás ahora, como nunca antes, estoy más preparado para "darme" a alguien.  Me contradije porque estoy en una etapa crítica de mi carrera académica, donde las decisiones pueden costarme caro o ser valiosas.  Suspiré, pensé que pronto, quizás en un par o en un trío de años mi vida puede ser abruptamente diferente.

Nunca soñé con casarme y ser un padre de familia, tener una casa grande, un perro educado e hijos guapos, pero es parte de lo que con el tiempo corresponde hacer.

Recordé que mi tía me dijo en el comedor, mientras le atravesaba el cubierto a una pieza de Kentucky Fried Chicken (valga la propaganda) que es un gran error relacionarse (románticamente) con alguien que viene de un hogar lastimado o destruido, pensé para mí que hay excepciones, que yo por ejemplo vivo sólo con mi mamá, y que no me siento deshecho ni con el ánimo de arruinar la vida de otra persona; no tengo miedo tampoco de compromiso, ni le huyo a las relaciones.

Ahora que sí, a Dios le debo mucho de esos milagros.


La tarde se hizo más calurosa y ya.

Pienso esto: por qué jodidos he amado y no he sido correspondido? por qué jodidos me han amado y no he correspondido? por qué jodidos a veces sí ha habido correspondencia de algún modo, de cualquier tipo y finalmente la cosa no funciona?
Vaya usted a saber.

Diríjase a la ventana más próxima de su casa, exhale aire y pida tres deseos.  Y después de eso, tómese una taza de café con leche (o negro si lo prefiere); después dígale a su pareja, pretendiente o a quien sea, que le ama.  Bésele de ser posible, sonría como loco o loca.

Acto seguido, aún estando en la casa, envíele un mensaje de texto y dígale que es una persona especial, que le invita a desayunar, almorzar o cenar un día a convenir, llévele flores, abrácele, dígale que sólo porque sí se dio esa ocasión.

Después de haber hecho eso, algunos días después, siéntase feliz de ser quien es.  Es usted una persona inteligente.

De lo que las mujeres son

Uno de los privilegios más importantes que un hombre, como hombre, puede tener en esta vida, es tomar de la mano a una mujer, a aquella que le ha dado el privilegio de hacerlo, a aquella mujer que ha tenido la delicadeza de aceptar sus besos, sus palabras bonitas, sus detalles, su todo.

Uno de los honores más extraordinarios que como hombres tendremos es ver los ojos de una mujer, decirle "te amo", explicarle que aún recuerdas el momento exacto en que se conocieron, pero sobre todo, jamás pronunciar falsamente ese "te amo".  Esperar al momento y tiempo  adecuado para decírselo.

De las mejores cosas de la vida es escuchar, quitada de la pena, a una mujer, que se siente la más bella del planeta, sólo porque a ti te gusta.  Las mujeres son tan especiales que si les escribes una carta, sienten que el mejor poeta le dedica sus mejores versos y que son ellas las musas que procuran esa inspiración; las mujeres son tan especiales que si les dices "te amo" entienden que quieres estar el resto de tu vida con ellas.

Las chicas son tan especiales que cuando uno les dice "me gustas", verdaderamente perciben que, al menos para ti, es la única mujer, la que entre todas, han decidido amar.

Las mujeres nos convierten un día gris en un día lleno de colores.  Sino tienes plata para invitarlas, ellas invitan y te hacen pensar "la próxima" te toca a ti.  Aunque los dos saben que no es así.  Claro, ser hombre no radica en ser el que siempre invita, ni ser dama en dejarse mantener ciegamente por cualquier hombre.  Por eso ahora cada vez más, uno es al otro, lo que el otro le es.

Las mujeres ciertamente dan su cuerpo, sus sentimientos, su vida, a cambio de que sean lo único que pasa por tu mente.  Las mujeres son un cúmulo de sensaciones variadas que desconocemos a profundidad y que nos sorprende con la misma frecuencia con que el planeta gira.

Las mujeres son capaces de dar hasta quedar en deuda consigo mismas; las mujeres cocinan si se los pides aunque no les guste, son diseñadoras de cualquier cosa (de interiores, de vestidos, de vehículos); ellas sencillamente son nuestra otra parte, la cosa que no tenemos, lo que jamás, aunque quisiéramos alcanzaríamos ser.

Las mujeres son nuestra parte perfecta que encontramos cuando la encontramos a ella.


Usted es...no sé, inspiradora

viernes, 8 de abril de 2011

De los lenguajes del amor

Hace algún tiempo escribí sobre los cinco lenguajes del amor que propone Gary Chapman.

Todos hablamos diferentes lenguajes del amor, pero a menudo nos equivocamos. Es decir, creemos que porque a nosotros nos gusta, por ejemplo, que nos digan que nos aman con actos de servicio (como hacer la cena, ayudar en alguna tarea extra) entonces a la otra persona también le gusta lo mismo. Y no es necesariamente así.

O sea, el éxito está en darme a la tarea de averiguar qué le gusta a la otra persona, quizás yo odio los poemas y palabras como las de un blog, pero a ella le fascina esto, se siente bien tratada, amada de leerse acá.

Todos son ejemplos intangibles claro.

Quizás a ti te gusta que te den regalos, detalles, pero a la otra persona en cambio le gusta o prefiere que le expreses amor con un abrazo. Date a la tarea de averiguar cuál es el lenguaje del amor de la persona a la que deseas expresarle amor.

Así seguramente habrá éxito. Supera lo que simplemente dicen, que los hombres somos visuales y las mujeres auditivas. Profundiza más, seguro así habrá éxito.

Vaya, no dejes de ser tú mism@, porque si fuiste honest@ desde el principio y fuiste tal como tú eres en realidad, fuiste tú con tus defectos y virtudes (he ahí por qué no es bueno esconder los defectos) quien le atrajo.

miércoles, 6 de abril de 2011

Admisión número dos

Después que la vi a los tres días, ella interrumpió mi caminata en el centro histórico de Guatemala, con un alevoso "hola".

Inmediatamente me percaté que era la misma chica del domingo a las 15:05 en Miraflores.

Creo que le respondí algo.  Sonreí.  Sonreí porque las casualidades de la vida suelen no serlo.

Pero no contaré la historia, sólo diré que al llegar a casa envié un correo que ella respondió.

Admito que sólo envié el e-mail con el sano propósito de mostrarme caballero puesto que no ubiqué quién era tan elocuente personaje en la calle, así que quería ser amable.  Tres días después noté que no era "un elocuente personaje", era una dama, divertida, interesante, bonita, calculadora, fría, inteligente, creativa, entre otras cosas.


Y nada más.


Post data.  Me he dado cuenta que mis amigos y enemigos tienen relación con el diseño gráfico, el periodismo y la fotografía.  Con la fotografía incluso aquellos quienes siendo poco importantes, de mal parecer, consiguen lo que un tiempo después, dejarán de tener, porque así se da la cosa.

Gracias por aparecerte.  Ahavá.

martes, 5 de abril de 2011

Corazón confiscado

"Le confiscaremos el corazón", dijo el policía sin preámbulo alguno.

Romeo Austriaco se asustó cuando escuchó al agente del orden decir esa frase, temió por su vida, su corazón, sus días por venir.

"Perdone señor agente, pero por qué hará eso conmigo?", inquirió nervioso Romeo Austriaco.

En realidad, confiscar, según los diccionarios no implica "quitar", sino "privar" de derechos.

El policía respondió viéndolo por encima de sus lentes: "es fácil amigo, usted iba a excesiva velocidad en esos asunticos del corazón.  Y recuerde que es importante proteger los sentimientos de las personas, cosa que por supuesto usted no estaba haciendo, ni siquiera lo consideró. Además - prosiguió el agente quitándose el sombrero - me parece usted con el suficiente carácter como para arreglárselas con el corazón confiscado, usted no necesita sentir ni amar para continuar con su vida de cassanova".

Romeo Austriaco sonrió.  Sonrió porque prefirió no llorar.

Finalmente el policía le dijo "está bien, lo dejaré continuar, pero por favor, asegúrese de ponerse el cinturón de seguridad, no quiero que haya accidentes, la ciudad ha estado tranquila últimamente".

lunes, 4 de abril de 2011

De la frialdad del corazón

Hay personas que me admiran, hay personas que piensan que soy muy enojado.

Lo que es cierto es que soy muy frío, poco expresivo.  Eso por supuesto no me deja fuera de ser detallista cuando quiero serlo, de ser atento cuando la situación lo amerita.  Pero en esencia soy un iceberg, lo admito.

Normalmente soy una papa sin sal.  Pero de cierto les digo que esa papa se adereza y llena de sal cuando alguien lo provoca.

Si tú antes no te peinabas y ahora lo haces, es porque alguien lo provoca.  Si tú antes eras cruel, frío e insensible, y ahora quieres cambiar motivado por alguien, considera la idea de que algo está pasando en tu corazoncito.  Siempre que alguien te hace cambiar para bien, sin pedírtelo, a cosa maravillosa, alégrate, es alguien importante para ti.

Si una persona te hace ser mejor sólo con rodearte, sonríe, empieza a preparar las galas para darle la bienvenida al amor.

Yo siempre digo que soy inevitablemente romántico, desesperantemente quizás.  Pero ni siempre lo fui ni siempre lo soy.   Bueno, por naturaleza soy sensible, siempre cuestiono el por qué de las cosas y eso, pero en general, soy apático, trato de pasar desapercibido y soy, según dice mi mamá, muy serio, lo cual me hace ver enojado o "creído".

Y he cometido algunos errores en mi vida, sé que aunque sin pretender hacerlo, he lastimado el corazón de algunas personas, y me ha dolido groseramente porque por supuesto que jamás quise hacerlo; pero sobre todo porque sé que dañé el corazón de personas que no lo merecían, de buenas personas.

Cuando te das cuenta que tu vida puede bendecir, tanto como maldecir (aunque suene grosera esa palabra), reflexionas sobre tu actuar diario.

Hay momentos en que hay que detenerse, hay otros en que es pertinente acelerar.

Y lo más importante como siempre es proteger los sentimientos de la otra persona.  Cuidar su corazón, anteponer el cuidado a sus sentimientos a tu beneficio, es darte, es ser mejor precisamente por ese alguien.


Al tiempo, todo pasa y todo queda.

viernes, 1 de abril de 2011

Frabulloso día

Caminé, vi en la vitrina, quise chequear algunos libros, la mayoría de ellos, según noté, eran parte de la "recomendación diaria", así que sospeché desde dónde viene la dirección comercial de los libros. 

Estiré el cuello para leer los libros de más arriba, la persona que vende los libros en la tienda salió a verme un par de ocasiones, no disimuló, seguro le parecí sospechoso.  Los trababajadores de la dichosa librería me veían raro, de pies a cabeza algunos, hay varias teorías sobre la razón que los motivó a eso.
De pronto, mientras leía los libros de abajo, escuché una voz (chillona, pero que retumba en mi cabeza  y me hace sonreír cuando la recuerdo) que se dirigió a mí; dijo algo en tono de broma.

Le saludé, con un beso rápido, de esos que no me gustan porque son sólo como compromiso, sólo para sustituir el frío saludo de la mano (no me estoy quejando, sólo describo lo que pasó).

Caminamos media cuadra, cruzamos la calle ahumada por el smog de la ciudad guatemalteca.  A media cuadra me preguntó que a dónde íbamos, supongo que porque nos dirigíamos a un lugar diferente del de la vez anterior.

Dije algo, no sé qué, se río.  Y acá, justo entonces sucedió aquello que no me lo esperaba pero que me encantó: empezó a hablar, a hablar, a hablar, a hablar y no paró de hablar.  En síntesis: habló.  No sé con precisión de qué habló, a lo lejos me suenan algunos temas raros que dijo, como que la bodega está en constante desorden porque no tiene tiempo de ordenarla, pero degusté su socialidad.

Pasó aquello que debía pasar: entró en confianza, se sintió agusto, como si la cosa fuese lo más normal del mundo.  Me encantó, porque ella me encanta, a saber por qué.

Sospechamos que la cosa no estaba tan cerca como había prometido.  Caminamos un par de cuadras más; saludó al protagonista de uno de sus cortometrajes (ja).

Inesperadamente para ella, entramos a un lugar que parecía más elegante de lo que la situación lo ameritaba, vi su sorpresa, que traté de disimular abriendo la puerta rápido y aproximándome a las recepcionistas de edad avanzada.
Vi que habían varias mesas desocupadas, pensé de inmediato que no llevaba tanto efectivo y que definitivamente no aceptarían tarjetas de débito ni de crédito.  Me hice el loco para no estar ofuscado durante el momento más esperado de la semana (me fascina esperar "esos momentos", por eso no soy partidario de ver a las personas muy seguido, esa necesidad es exquisita; por eso prefiero los viernes o los lunes, son finales e inicios).

Nos sentamos, para variar la mesa "cojeaba", pero no quería moverme.  Vi que un señor medianamente elegante se sentó en la mesa del fondo, donde había una vitrola (o algo terminado en "fono", antiguo) y que el sonido exquisito del piano era más romántico de lo que pretendí.

Pedimos algo que dijeron ser "chilaquiles mexicanos", más parecían tacos guatemaltecos de pollo, pero con chile al gusto del cliente.

El plato, según mi acompañante era digno de ser fotografiado.  Claro, cuando lo sirvieron.  Es que tardaron mucho tiempo, tiempo que sirvió para verle.  Para contemplar la mujer, bonita, que tenía enfrente de mí.

Pensaba cada vez menos, estaba empeñado en verla y en confirmar si es bonita o no.  Resultó siéndolo otra vez.

Al fin, la comida se hizo presente, la cual era servida por un gay de primera clase.  Demasiado gay para mi gusto, eso que ni qué.  (Digo, para mi gusto de gays arbitrariamente, no es que me gusten los gays).

Comimos, regresamos, terminaron cobrándome justamente lo que pensé, lo cual me pareció quizás hasta más barato de lo que el lugar ameritaba.

Caminamos de regreso, repetí nerviosamente varias veces que hacía calor pero que no había sol, el día estaba brumoso, pero es que ocasionalmente disimulo mis nervios hablando esas cosas.  Pensándolo bien, no estaba nervioso.
Ella pasó bajo una escalera, superticiosamente nos reímos.

De pronto, ante mis ojos, después de otro de esos fríos besos, desapareció.  Intercambiamos algunos mensajes hasta que me quedé dormido y llegué a mi casa y me di cuenta de que la segunda puerta estaba con llave y tuve que esperar a que llegase alguien más de mi familia para poder entrar, mientras estuve en el patio.


Frabulloso día.  Por lo demás, antes de que terminara el día laboral de la chica, me dijo "bello", aunque luego se arrepintió y dijo que era "bello con ella" y no "bello yo".

Qué me importa que no lo diga.

Por lo demás mis queridos y queridas: me encanta.
Post data.  Hoy otra vez atinaste con el look.  Si me preguntas, prefiero el de hoy al de cualquier otro día.