martes, 28 de septiembre de 2010

¿Cómo saber si alguien te ama? (segunda parte)

Para el arquitecto, los metros, las edificaciones y los blocks no son simples cosas; son sus principales herramientas de vida.

Para un pintor, los pinceles, los colores y matices, no son "algo".  Son su forma de entender la vida.

Para un escritor, las letras, las palabras, una hoja electrónica en blanco, es la vida.

Para un médico el estetoscopio, la bata y otros artefactos son su posibilidad por salvarle la vida a alguien.

Para un músico, el pentagrama, los instrumentos musicales y las notas, no son lo que aprendemos obligadamente en la clase de educación musical.  Son su todo.

Y así podría enumerar muchas profesiones.  Lo que para mí es algo, para ellos es todo.  Para mí una gutapercha es una cosa que no tengo claro para qué funciona, pero para mi dentista fue lo que me provocó problemas en la muela y fue su forma de quitarme ese dolor.

Para un pintor, la forma de expresar su amor con hechos y no con palabras, es pintándole un cuadro a su amada.

Para un escritor, la manera en que le dice "te amo" a alguien, es escribiéndole y dedicándole sus mejores versos.


Pero iré más allá.  Qué mérito tiene un pintor en pintarle un cuadro a una mujer que ama? no es lo menos que podría hacer? Qué mérito tiene un escritor que le escribe a su mujer? no es algo relativamente fácil para él?? no se le está pidiendo algo extraordinario para él.


Un escritor demuestra que ama, cuando queriendo escribir miles de palabras para ella, prefiere no hacerlo porque sabe que con su silencio la bendecirá.

Un pintor le dice a alguien que le ama, pintándole un cuadro, pero además, cantándole una canción de ser necesario, si es que ella se lo pide.  ÉL haría aquello que no sabe hacer, sólo por ella.


Mis queridos y queridas.  Para saber si alguien te ama, identifica la fortaleza que esa persona tiene y averigua si te dedica lo mejor de su vida para ti.  Pero sobre todo, mira si está dispuesto a hacer incluso aquello que no saber hacer bien, a hacer aquello que le desagrada, por agradarte a ti.  Ambos tienen que ceder en determinado momento.


Mi forma de decirle con palabras y con acciones "te amo" a ella, es escribiendo y callando.

El hablador, le dice a su amada cuánto le ama con miles de palabras.  Pero sobre todo, callando para respetar su tiempo.

El puntual, le expresa amor a alguien llegando puntual, pero sobre todo, respetando que ella es absolutamente lo contrario.

Yo la amo.  La amo con hechos y no con palabras.  Mis hechos son éstos.


El hecho de escribirle a alguien es lo más sublime que puedo hacer.  Puedo diseñar una tarjeta patentada exclusiva en Guatemala, puedo darle un botón, puedo darle una taza de Huevocartoon, pero nada de eso expresa tanto mi amor, como dedicarle mis letras.  Mis palabras no son sólo palabras, son la forma más gráfica de entender la vida para mí.

Es lo mejor que tengo.  Y soy capaz de muchas cosas, comprobadamente, para decirle "te amo".

Incluso, soy capaz de callarme, con tal de amarla así

La forma de saber si alguien te ama, es cuando esa persona hace aquello que no haría por nadie más.  Y también cuando se vale de sus mejores recursos, de sus mejores fortalezas y sus mejores armas, para conquistarte.

El amor no son palabreríos.  Son hechos.  Eso que ni qué.  Pídele sus hechos a un pintor, te dará sus cuadros.  Pídele hechos a un futbolista, te dedicará el gol del domingo.  Pídele hechos a un médico, cancelará una cirugía para cenar contigo.

Relatos de mi vida (parte VII)

Pelirroja, con muchísimas pecas en su rostro, corta de estatura, rellenita.  Pensándolo bien, no era tan bonita, no sé qué le vi.

Hasta ese entonces nunca amé a nadie con tanta desesperación como a ella.

Estaba en un grado inferior al mío donde estudiábamos, por lo tanto, había un nivel de admiración de su parte.  Las chicas siempre admiran a los chicos más grandes.  Supongo que es una cosa de madurez, normalmente los de su misma edad son una bola de inmaduros (eso dicen ellas).

Entre la bodega y el salón de matemática se formaba una especie de corredor.  Allí, unos días antes de que terminara el ciclo escolar y empezaran las vacaciones me confesó que yo le gustaba.  En ese entonces yo no estaba interesado en ella, pero para que no me pasara lo mismo, me adelanté.  La llamé en el período vacacional, justo antes de que éste terminara y le dije que no había hecho otra cosa más que pensar en ella.  Pareció sorprendida.

Los primeros días del nuevo ciclo escolar le hablé, me acerqué a ella y un día me llamó a una esquina y me dijo "antes que digas cualquier cosa quiero decirte que no.  No".  Ese día fue uno de los más tristes de mi existencia corta.  Pasé la tarde en mi habitación, cabizbajo.  Mi papá me preguntó que por qué estaba triste, él que me conoce tanto lo supo sin saberlo.

Ella me rompió el corazón.  No entendí por qué si hacía un par de meses le gustaba ahora me decía no!!!!! Qué acaso las mujeres son locas?! por qué no se deciden ya?!

Pero eso provocó que le escribiera una carta.  Una carta que se convirtió en otra y esa otra en otra.  Solía escribir en mis períodos libres en un cuaderno de espiral y luego lo transcribía a la computadora, lo imprimía y se lo daba. Como empezó a convertirse casi en una carta diaria, decidí entregarle mejor todas los viernes, para no abrumarla.

Descubrí que sus amigas tenían copias de mis cartas, para presumirlas, para sentir que algún "príncipe azul" se las escribía a ellas.  Otras chicas me hablaban, me pedían que les escribiera algo, me contaban sus historias y querían que las ilustrara con letras.  Un amigo me pidió que le escribiera una carta a una chica que él pretendía, pero no funcionó porque ella se dio cuenta de que eran mis letras. Es que ella había leído mi cuaderno y se quedó enamorada de mis letras, según dijo.  Obviamente me identificó rápido.

Noté que a todas les gustaba lo que escribía y que sin duda sus amigas le decían que por qué no me hacía caso.  Una de ellas, me dijo una vez "no te aburrís de escribirle tanto y no ser correspondido?" sonreí y le dije que no.

Una vez le dije a un buen amigo que le dijera a ella que me llamara porque había pasado algo urgente.  Al llegar a mi casa recibí su llamada.  Ella expresó "Ever dijo que había pasado algo urgente, qué pasó?", le respondí sin mediar palabra "en realidad para mí es urgente escuchar tu voz, es urgente saber que estás del otro lado del teléfono, para mí es urgente saber que estás bien del otro lado, me urge hablarte, escucharte".  Por su expresión, pienso que se sonrojó (tienen que ver a una pelirroja sonrojada).

Nunca me correspondió.  Sólo me hizo pedazos el corazón.  Me dijo que le gustaba y luego se echó para atrás.  Admito que decirle a una chica "te amo intensamente" o cosas así, son motivo suficiente para que ella salga corriendo.  La diferencia entre una niña y una mujer es que la niña huye del amor de su vida, y la mujer decide amarlo.

Ella era niña, como yo era niño, pero con mente adelantada.  Por aquellos años, ella sólo debió querer tener un novio, besarlo, tomar su mano y llamarlo a escondidas por las tardes.

Yo era demasiado pretencioso. Yo la quería y la quería para siempre, para mí.  Imaginaba su vida a mi lado, mi vida con ella.  Era idiota pensar eso a una edad tan corta, pero pues eso pensaba, qué culpa tengo.  Ahora con el tiempo sé que obviamente no estaba listo para nada de eso, porque hoy aún no lo estoy.

La amé con cada letra que escribí.  Le escribí decenas de cartas.  Al final, le entregué todas las cartas y el cuaderno que llené de palabras de amor para ella.  Me dijo "gracias por el testamento" y sonrió.

Me gustaba.  Aunque descubrí que no la amaba tanto como creí amarla.  Ella fue convirtiéndose en una excusa para escribir.  No era en realidad un amor tan dramático como el que decía tenerle.  Pero amaba escribir y usarla a ella como referente.

NO la amaba tanto a ella, como a mis letras.

Pero me dolió el corazón, ella hizo doler mi corazón.

Me dediqué a conquistarla (con las limitaciones del caso, era sólo un chico) y no conseguí NADA.  NADA, NADA.

Quizás ella nunca me olvidará, o tal vez al verme me desconoce.

Ella fue la que provocó que yo empezara a escribir.  Y eso se lo agradeceré de por vida.

Por qué no pudo amarme? no comprendo.

Después de ella, a quien en realidad ahora sé que nunca amé, ya no volví a interesarme en ninguna mujer, hasta varios años después.

A la mujer de ahora.  A ella.  A quien le he escrito muchas letras y que a la fecha tampoco he conseguido nada.  Quizás nunca lo consiga o quizás sí.

Pero juro solemnemente que mis intenciones son buenas y reales.  La amo.  La amo de verdad.  Y ahora, agradezco a Dios tener la madurez para aceptar su no amor.  Agradezco infinitamente que no ha mentido respecto de sus sentimientos, prefiere un no sé, antes que equivocarse.  Prefiere cualquier cosa, antes de doler mi corazón.  Pero el tiempo pasa.

Ella, es la que protagonizará el último relato de mi vida.  Continúa.

lunes, 27 de septiembre de 2010

De mi amor

El amor no es cruel. Y yo no soy mentiroso.

Yo afirmo, digan lo que digan que el amor no es cruel. Es lo más maravilloso que Dios pensó para graficarse en nosotros.

Mi amor no descansa. Las apariencias engañan. Pero el amor real se sobrepone.

Te amo con amor real.  Te amo!!! No te das cuenta como te miro? No has notado que siempre trato de agradarte? No percibes que te respeto y te cuido de la mejor forma que sé hacerlo?

Te amo!!!

Definitivamente hay cosas que el dinero no puede comprar.

Conocerte otra vez

Quisiera volver a decir "mucho gusto", sonreír, extender mi mano y besar tu mejilla.

Quisiera conocerte de nuevo.

Quisiera volver a verte por primera vez y entretejer decenas de pensamientos en mi mente sobre lo increíblemente bella que eres.

Me gustaría conocerte una vez más y decirte sin más ni más: te amo.  Y cuando note tu sorpresa por la forma tan espontánea y poco creíble de mi declaración, te explicaré que te amo desde siempre.  Que para mí es imposible no hacerlo.

Quisiera tener ocasión de volver a conocernos.  De no cometer los errores que cometí, tal vez uno o dos, para darle sazón a la cosa.  Sólo para darte la oportunidad de perdonarme.

Quisiera emocionarme otra vez y pensarte toda la tarde, sin no saber mucho de ti.  Quisiera que lo que sentí al verte, volviera a aparecer en mí.


En todo caso, te confieso algo.  Cada vez que te veo me emociono como la primera vez.  Cada vez que sé que te veré mi estómago se altera y siento nervios.  No sé si llegar puntual, atrasado o con anticipación.  Si llego puntual pareceré exigente; si llego atrasado pareceré irresponsable; y si llego antes pareceré desesperado.  Pero no me importa, sólo quiero verte, tenerte frente a mí, sólo verte, no decir tanto.

Usualmente no digo todo lo que escribo, porque prefiero contemplarte.  Respirar el mismo aire que el tuyo.  Amarte, sin decirlo, sólo con verte.

Me gusta amarte de la forma inusual que al parecer lo puedo hacer.

Pensándolo bien, quizás no haga falta conocerte otra vez.  Cada día es un nuevo comienzo y cada día te conozco otra vez.  Me emociono.

Te amo.  Te amo con la misma emoción y entusiasmo.  Te amo como si hoy te hubiera conocido.

La forma audaz que eres.

Amo tu manera amorfa de pensar.
Me gustan tus ojos.  Te lo aseguro.

Vaya, no invento palabras que no tienen sentido.  También te lo aseguro.  Tienes que creerme.

Me gusta lo que dice tu sonrisa sin hablar una sola palabra.  Me gusta incluso el misterio que encierra.

Me parece ciertamente que hay algo especial que encubre tu sonrisa.  La mirada profunda y la risa que alegra el corazón de la gente.

Creo con firmeza que la dulzura de tu carácter y el contenido profundo de tu vida, son un motivo.  Un motivo para visitarte después de mucho tiempo de no hacerlo (como te pasó hace unos días), un motivo suficiente para escribirte una nota.

Me estoy arriesgando, ¿viste?

Un abrazo, Josi (con cariño).


Nota.  Queda pendiente mi promesa, ¿de acuerdo? Y ahora estás obligada a cumplir la tuya.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Carta número trece

Qué me importa que digan que el trece es de mala suerte.

Quisiera decirte muchas cosas, pero la que aparece con más claridad en mi mente es un "te amo".

Y no te amo porque seás perfecta, te amo porque decidí hacerlo y porque así lo siento.

Para amar a alguien hace falta más que "sentirlo", también implica haberlo "decidido".

A veces siento ganas de hacer tareas, pero a veces no las siento, y de todas formas tengo qué hacerlas, porque hace unos años "decidí" estudiar.

Te amo, insaciablemente.  No tengo otras palabras para decirte que esas.  Te amo, es inusual en mí decirlo y es todavía más inusual decirlo tantas veces, pero si pienso en vos, pienso amor.

Gracias por ser como sos.

Esta noche, 26 de septiembre de 2010, quería dejar constancia de que te amo.  Y de que aunque sé que quizás nunca me podás amar de otra forma, igual te amo.

Gracias por soportarme.  Jamás haría algo que te desagradaría de forma voluntaria, pero hace unos días hice algo que no te agradó, y eso provocó más emoción que cualquier esfuerzo por agradarte.

He hecho muchas cosas por verte sonreír.  Pero aquella que involuntariamente provocó lo contrario, fue tan eficaz que hasta necesitaste decírmelo.

No puedo provocar amor.  Pero sí puedo provocar disgusto con simplicidades.

He probado ser simple, he probado ser elaborado.  He probado ser frío, despiadado, y también he probado ser romántico, dulce y tierno.  Nada ha funcionado.

Cometí un error que obviamente no sabía que te afectaría y provoqué todo lo que mi simpleza, mi frialdad, mi romanticismo, mi dulzura y mi ternura no pudieron provocar.

Con algo sencillo provoqué aquello que jamás provocó un "te amo".

Mis acciones nunca logran tus reacciones.  A menos que sea algo que te afecte.  Quizás mi amor y cualquier cosa que haga no te afecta ni positiva ni negativamente, tal vez no te haga ni cosquillas.  Pero aquello desagradable sí.

Por supuesto que no reclamo.  Y sé que ni siquiera hace falta que diga todo esto, porque ya lo he dicho.

Hoy sé que no me amás.  Y eso no es que sea malo ni bueno, sino que es sólo una circunstancia.  Es sólo lo que me ha tocado vivir.

Perdón por ser exagerado y dramático.  Admito que fue doloroso leer "eso del blog era bonito... pero...esto ya no".

Cuando hacés tu mejor esfuerzo, cuando llegás al límite y no conseguís nada.  Cuando después de tratar de ser puro en tu amor, de dar y dar y no recibís nada.

No estoy maximizando algo pequeño.  

Yo amé tu disgusto, amé que tuvieras el carácter (que casi siempre está ausente, aunque al decir esto en este momento pensés "eso de que no tengo carácter es lo que él piensa, pero sí lo tengo") para decirme algo.  Amé que tuvieras la confianza para decir eso, amé que defendieras tus intereses y tus argumentos (independientemente de si estaban equivocados o basados en errores).

Yo amé eso.  Sólo pude pensar en que definitivamente tenés aquello que pensé que nunca tendrías.  Y amé más cuando me di cuenta de que los "problemas" (esto no fue un problema, claro está) se pueden solucionar.

Te amo.  Te amo por lo que decís y por lo que callás.

Si me alejás de vos, por favor, aseguráte de no equivocarte.  Prometo mostrarme amigo siempre, sin fingimiento.  Abrí la posibilidad de conocerte.  No te conozco.  Ni vos a mí.

¿Podríamos no fingir y ser amigos que quieren conocerse un poco más?

"Waiting is painful. Forgetting is painful. But not knowing which to do is the worse kind of suffering // Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar".  Paulo Coelho.




Nota.  Es idiota decir "estamos saliendo".  Eso es idiota.

sábado, 25 de septiembre de 2010

De la seguridad

Pablo era su nombre.  Y me contó su historia en un café del centro histórico de Guatemala.

Cuando lo vi pensé que era un poco desaliñado y que en realidad no era muy simpático, que digamos.  Traía chaqueta gris, camisa corinta y jeans color verde oscuro. Sus zapatos eran sport.

Por un segundo dudé de su buen juicio mental, no sé por qué.

Me dijo que me contaría lo que le había sucedido, sin obviar detalle alguno.

 - nunca esperé que me pasara algo así - inició su relato, no muy convencido, dándole un sorbo a la taza de café negrísimo que había pedido - yo siempre prevengo todo, lo planifico, lo calculo, pero esto verdaderamente se me fue de las manos.

Respiré profundo, invitándolo a ir al grano de inmediato.  No tenía mucho tiempo y lo quería exprimir.

 - era la mujer más bella que ni siquiera hubieras podido imaginar.  Una sonrisa exquisita, entusiasmo alocado, misteriosa, dulce a penas, ojos encantadores, piernas bien torneadas y con la dosis de coquetería necesaria -

En ese momento el ruido de mi celular interrumpió.  Era un mensaje de la mujer que amo y que, a decir de ella, es provocadora del 80% de este blog.  Al respecto agregaría que ella causa el 75% de mis tristezas, el 94% de mi inspiración y el 50% de mis depresiones.

 - la vi y la deseé - prosiguió - pero déjeme agregar que no fue un deseo sexual.  Fue más bien una premonición de que ella tenía un lado espiritual muy profundo y eso me atrajo -

 - ¿Y ella mostró algún interés? - pregunté queriendo llegar al nudo de la historia, al tiempo que tomé un pedazo de pan con chile relleno y lo mastiqué lentamente.

 - sí, un poco.  Aunque en realidad no sé qué pensar.  Ella no me dio señales contundentes de un si ni de un no -

 - sugiero que no te desesperes y aguantes hasta el próximo encuentro para hablarle y acercarte a ella. Sin prisas para que no parezcas desesperado; ni tampoco tan lento como que parezcas desinteresado -

 - sí, pero ella resultó ser demasiado dulce.  Aunque de pronto fue fría.  Fue amable y luego cortante. Fue sociable y otro día se limitó a un rutinario "¿cómo estás?" y sin esperar mi respuesta siguió su camino.  Pudo haber dicho "hola" sino quería respuesta precisa.

"Es una epidemia" pensé para mí.

Mi celular sonó otra vez.  Era un mensaje de la dueña de mis inspiraciones, de la chica extraña de pensamientos amorfos que amo. Sólo era un mensaje, confirmando que nos veríamos el martes.

 - me enamoré, lo admito - dijo con voz firme - de hecho, ella me corresponde, pero...

Le hice una mueca como pude pues tenía la boca llena de pan, queriéndole decir que continuara.  Era mi segundo pan con chile relleno.

 - ...pero es que aunque me corresponde, no me lo dice -


Razoné que yo quisiera la correspondencia de la mujer que ocupa mi pensamiento buena parte de día, aunque no me lo dijera.


 - aún no veo cuál es el problema - le dije.

 - quiero que me lo diga, sólo para intentarlo.  Que me diga que al menos se acercará en amistad a mí, para conocerme - aseguró, evidentemente convencido.


Pensé que su demanda era justa, pero que no le sería cumplida.

 - Pablo - lo interrumpí - ¿ella te dice "no sé" si la presionas con una respuesta?, ¿ella es fría, pero en algún momento es tierna y dulce, como ni ella sabía que podía serlo?, Pablo, ¿ella es increíblemente bonita para ti?, ¿acaso es dentista?

A todo respondió que no.  Los síntomas eran otros.

De repente, exclamé con ganas de irme, después del tercer pan con chile relleno:

 - ¡¿pero acaso en este país ya no hay seguridad?! -

 - ¿de qué tienes miedo? - preguntó extrañado Pablo

 - de que esta mujer me robe el corazón, me secuestre las inspiraciones y viole mi ternura.


Pablo se apresuró a pedir la cuenta y me dijo:

Tienes razón, hace falta seguridad.  O al menos, un seguro para el corazón.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Tengo una lágrima en el corazón y dos en cada ojo.

Sé que debí proteger mi corazón, cuidarlo y no lo hice.

Sé que intentando hacer algo bueno, hice algo malo.  Ahora sé qué significa hacer cosas buenas que parecen malas.

Ahora sé cómo se siente un hijo que sin importar lo que haga, jamás estará a la altura de lo que su madre o su padre, le exige.

Ahora comprendo lo que siente una esposa que da su vida entera y a cambio sólo recibe indiferencia, malos tratos y cualquier otra cosa, menos amor.

Ahora sé la impotencia que siente el pobre por querer ser rico.  Ahora sé lo que la gorda piensa cuando anhela amanecer flaca, pero comiendo lo que ama comer.

Ahora entiendo de mejor forma lo que sienten los que dejaron de sentir.


Ya no puedo escribir.  Desnudé el corazón y enfermó.



Me atravesaron por la mente todas las vulgaridades que existen en Guatemala en este momento.

Espera.  Ya sé, ya sé.  "No es para tanto".  "Bueno, sí es para tanto, pero tranquilizate".  O mejor un "desahogate, decílo todo".  Jajaja.  


Mi ofensa más grande es a Dios por no haber guardado mi corazón.



Ahora, sin importar lo que haga seguiré amando a la bendita mujer que en vez de agradecerme, me aleja.  Ahora, sin importar lo que haga seguiré a mando a la mujer que en vez de quererme un poquito más, me quiere un poquito menos.  Quisiera ser como ella y quererla cada vez menos.

Entre más la amo y más se lo quiero decir, menos me funciona la cosa.

Gracias a las más de siete mil personas que los últimos cuarenta días han visitado este blog.

Este blog que fue bonito.

Es broma.

Te amo.
Caminé donde sabía que no había piso.

Escribí donde no había lector.  Nadé sin agua.  Comí sin hambre.

Exageré cuando la cosa era tan simple y fácil.  Pensé que amando era suficiente.  Otra vez idiota, otra vez testarudo, otra vez mártir, otra vez la misma cosa de siempre.

Fui, vine y no entendí.  Caminé, seguí, ondulé, pensé, no quise que fuera, quise que fuera.  Me puse al revés.  No me limité.  La piel me cambió.

Di dos vueltas, pasé tres caminos feos.  Fui de ella, sigo siendo de ella.  Intenté convencerla de algo que era estúpido.

Los gatos jamás serán amigos de los ratones.  Yo quise que un ratón se sentara a tomar el té con gatos y perros, que se dieran la mano y que fuesen amigos.  Que dejaran de discutir y que el queso fuera compartido.

Ya nadie me verá el rostro.  Desapareceré, dejaré de estar y sacaré lo peor de mí.  Ahora sé que la hipocresía del amor en realidad es un asunto de la imaginación.  Yo imaginé amor y la realidad era indiferencia.

Yo acaricié sueños.  Y desperté en realidades frías.

Deseo que sus huesos sean carcomidos.  No, no, no, no.  Deseo amarla nada más.

Estoy enfermizo, idiota, tonto, estúpido.  Es broma, sólo exagero, me divierto, juego, invento.

No sé quién soy, a dónde fui y para qué vivo.  Quizás vivir no sea la mejor idea.  La mujer que quise, no me quiso.  Podría morir.  De hecho, creo que morir en este momento sería creativo.  Sería romántico, idiota, tonto, sería fácil, sería cobarde.  Pero romántico.  Qué importa lo romántico. El amor no existe, es necio y falso.

Es cierto.  Es mejor no amar.  Jaja.  Quién diría!  Es cierto! mejor no amar.  Para qué? Uno termina loco, como yo.  Termina lastimado, como yo.

Misión cumplida.  Dejaré de amar.  Huiré del amor.  Perderé mi esencia.  Dejaré de ser lo que soy y empezaré a ser lo que nunca fui.

Me encerraré en una habitación con la puerta abierta por si quieres entrar o por si quieres salir.


Lo peor de todo, es que estoy condenado.  Lo peor de todo es que sé que a partir de hoy empezarás a amarme.  Lo peor es que ya sé, porque ya estuve allí, lo peor de todo es que sé que desde este día empezarás a amarme, a sentir aquello que no provoqué yo, sino que provocaste por ausencia.

Te odio.  Te odio porque no consigo siquiera odiarte.

Te odio porque sé que me amarás y hubiera querido estar sentado en primera fila.

Nacieron las ansias.  

Hay cosas tan tuyas que nunca comprendí.  Y por supuesto, hay intimidades que son propias de mi alma que jamás sabrás qué son.  Tu miseria, tu vida miserable no sabe de qué se trata esta cosa.

Me miento.  Delante de todos digo que la odio.  Pero si las luces se apagan la amo.


Este post es una mentira.  Mentira, es verdad.  La verdad nunca fue tan verdadera como la mentira nunca fue tan mentirosa.   La estupidez es lo contrario del silencio.


Dicho lo anterior.  Te digo: te amo.
A veces me aparto de mí.  Soy quien no quisiera ser o tal vez quien siempre quise ser.

Soy frío, insensible.  Capaz de matar.  Matar por amor, matar por odio, da lo mismo.

A veces desconozco la delgada línea entre lo imbécil y lo tierno.

A veces soy capaz de destrozar la vida de cualquiera con palabras, pero sobre todo con hechos concretos y decididos.

A veces herir los sentimientos de alguien se convierte en mi misión y mi destino.  Pero otras veces, protegería los sentimientos de quien amo, a capa y espada.

A veces me guardo para ella.  Otras estoy dispuesto a entregarme a la primera que aparezca.

A veces, como hoy, soy dramático hasta la pura madre.  Otras veces soy simple, corriente, al borde de lo vulgar.

A veces soy culto, refinado, sonriente, carismático.  Otras veces soy apático, cerrado, callado, tonto.

Unas veces caigo bien.  Otras veces soy el peor enemigo de cualquiera.

Hay días que permanezco con la idea santa de castidad y matrimonio.  Y otras busco cualquier excusa para aprovecharme del cuerpo de una mujer.


Ya estoy harto de ser paciente, bonbadoso y respetuoso. Más valiera no creer en Dios, usar un skate y no peinarme.  Eso suele ser atractivo, eso, lo idiota, lo que no trasciende suele atraer.

A veces quisiera ser cualquier cosa, menos lo que soy.

¿Dónde meto aquello que quise ser?  Hoy no estoy, está sólo mi ausencia.


No pido que todo me salga siempre bien.  Sólo quiero que lo idiota desaparezca de mí.  Sólo quisiera odiar a quien amo y amar a quien odio.

Me gustaría que las Iglesias dejaran de predicar tanto y verdaderamente sirvieran de algo.  A veces quisiera que el hombre y la mujer que predican un lunes, un martes, un miércoles, un jueves y un viernes por la noche, entendiera que DE NADA nos sirven sus palabras si no vive lo que hace.  No soporto alguien que habla desde un altar cosas que no vive.  No soporto alguien que predicó una semana y a la siguiente tortura a alguien por su inestabilidad emocional.

Quisiera no estar escribiendo esto.  Pero a la vez quisiera reescribirlo y desahogar lo idiota que hay en mí.

Hoy me alejaré de lo que soy.  Dejaré de ser lo que era.

Ella se llevó lo mejor de mí.  Ella es responsable de que ninguna otra mujer pueda recibir de mí lo mejor.  Yo me encargué de ayudarla a ser mejor, para alguien más.  Y ella se encargó de deteriorar mi carácter.

Es mentira.  Ella es transversal.  Ella me enseñó la esencia del amor.

La odio.

Tampoco es cierto.  La amo.

Quisiera saber que nunca existió y que era una ilusión mental.  Eso no es cierto.  Quisiera amarla más.

Quiero amarla más de lo que ya la amo.  Quiero amarla tanto que no pueda existir nadie que amó así en esta tierra.  Quisiera amarla, dar mi vida por ella.

A veces me encierro.  Me idiotizo.  A veces hablo mucho y a veces no digo ni una sola palabra.

Te juro que a veces me pregunto por qué esto es tan difícil.  A veces reconozco que soy dramático, que quizás sólo exagero.  A veces noto que lo que escribo es nada más mis sentimientos al cuadrado.

A veces planeo darte todo de mí.

¿Por qué no puedo sólo amarte y hacerte feliz? ¿por qué no quieres que te haga feliz? ¿por qué no puede existir esto que se supone no debía ser traumático sino saludable y bonito?

¿Por qué no puedes amarme, ni siquiera un poco?


Te escribo desde un lugar que no conocía y que francamente no sé si algún día conozca.  Se encienden las alarmas, el lugar no es lo que yo quería que fuera.

Lo imbécil.  Lo idiota.  Cuando no estoy, dejo de estar, luego aparezco y descubro que nunca estuve.  

Relatos de mi vida (parte VI)

"Es la única que tiene una mochila blanca" me dijo una mujer que francamente nunca me agradó del todo.

Con esa descripción la ubiqué de inmediato.

Quizás era la chica más deseada de nuestro grado (que como he dicho, tenía cuatro secciones).  Para su edad, francamente su cuerpo había desarrollado de forma acelerada y acrecentada.  No es que yo estuviera pendiente de eso, pero era muy obvio.  Todos los chicos hablaban de ella y sentían alborotadas las hormonas al ver a una mujer más desarrollada que el resto.

Nunca me gustó.  Es decir, sí reconocía que tenía atributos físicos, pero no me gustó para mí.  Quizás era la adecuada para pasar un buen rato, para descubrir el amor y, el sexo, tal como me lo propuso.

Era bastante atrevida, lo recuerdo muy bien.  No me amaba ni nada, sólo se sentía atraída por mi timidez y mi seriedad.  La primera vez que me habló, reía como una mujer segura de sí misma y de que CUALQUIER hombre caerá rendida a sus pies.  Me dijo "me han contado que eres muy serio, aplicado y responsable".  Ella sinceramente intimidaba un poco.  La relación entre ella y yo siempre giró entorno al tema sexual.  Nunca se trató de otra cosa más que de eso.


Sin embargo, después que descubrí que me había quedado solo, quise acercarme a ella.  Pero al igual que con las otras dos, ya era demasiado tarde.  Ella me dijo que "ya no".

Ella decía que yo era como su hermano.  Nos hicimos buenos amigos.  Aunque el último día que la vi terminamos peleados.


Había una chica que se burlaba de mí (ahora que lo pienso) y odiaba a la chica de este relato.  Me hizo cambiar la compañía de una por la otra, sólo para demostrar poder una sobre la otra.  Yo dejé a mi amiga, por la que creí estaba empezando a enamorarse de mí.  No conseguí ninguna de las dos cosas.  Eso sólo ocasionó que perdiera a mi amiga y que me diera cuenta de que la otra sólo jugaba conmigo.

Nunca entendí por qué la vida me trató así.  No supe por qué me perdí tres oportunidades seguidas.

Quizás, como me dijo alguien en Pizza Hut hace unos días, era porque me guardaba para alguien más.  Tristemente ella se refería a que me guardaba para la mujer que cerrará esta serie de relatos.  A esa mujer que me encontró en una de las mejores etapas de mi vida, más maduro, más firme y más dispuesto a proteger sus sentimientos como propios y a hacerla feliz.

Obituario

Su nombre era Andrea y nunca sospechó que terminaría muerta por amar a alguien.  Era bella, atlética, abogada y tenía su vida en orden.  

Cometió tres errores en su corta vida: aceptar ser amante de Rodrigo, enamorarse de Rodrigo y decirle "te amo" a Rodrigo.

Ella amaba a Rodrigo de la forma más pura, real y exagerada en que una mujer puede amar a un hombre.  Él sólo pensaba que era alguien simpática, con alguna posibilidad (casi remota, en realidad no existía tal posibilidad, pero ella era demasiado insistente) y definitivamente muy interesante, hasta buena amiga.  Además de ser buena en la cama.


Andrea no era fácil de enamorarse.  Y Rodrigo no era fácil de amar, la prueba más grande de ello es que él no amaba a su esposa y su esposa tampoco lo amaba a él, pero el matrimonio fue una solución fácil para ambos.  Él nunca supo amar, era un hombre indeciso, familiarmente así creció, bajo una inestabilidad que sólo procuró un carácter endeble, torpe y carente de decisión.  

Para que ella se enamorara hacía falta que la otra persona tuviera un lado espiritual más desarrollado que el promedio de personas; ella no se fijaba en bonitos rostros o en lo que la mayoría suele ver, siempre trataba de ver aquello que efectivamente es invisible.  Y en este caso, creía que él como amante era algo más espiritual de lo que parecía.  Idiota idea claro, pero ella estaba cegada por un amor que creció tal si fuese una bola de nieve.

Para que él se dejara amar, era necesario un golpe cósmico.  En realidad él carecía de la capacidad de amar, como casi todos los hombres, y en consecuencia, tampoco dejaba que lo amaran; aunque, claro, le gustaba sentirse deseado, se creía alguien demasiado guapo y de tanto que le habían dicho que era atractivo, terminó por creerlo.  Se aprovechó de muchas mujeres, destrozó su corazón e irrespetó sus cuerpos.


Andrea cometió un error, quizás el más grande de su corta vida.  Le dijo que lo amaba.  Y como cuando dices por primera vez "te amo" ya no hay vuelta atrás, cada vez que te sea posible querrás volver a decir "te amo" y cada vez pretenderás acercarte más a esa persona, lo hizo varias veces.  Es que para una mujer un "te amo" es sinónimo de "quiero estar contigo el resto de mi vida, me gustas"; es que para una mujer, especialmente como Andrea con tanta sensibilidad y con una profunda forma de ver la vida, decir "te amo" fue abrir un nuevo mundo.  Era darse.  Era por completo entregarse y quedar desnuda, estar a expensas de un hombre.  Pero el "te amo" a veces arruina todo porque implica compromiso y responsabilidad.  Y por eso es que muchas personas, especialmente los amantes como Andrea, tienen prohibida esa frase.  El que le huye a amar y a expresar un "te amo" es alguien que tiene inseguridad; inseguridad de que le lastimen el corazón; inseguridad de que él mismo o ella misma, puedan lastimar el corazón de alguien más; el que no dice "te amo" o no sabe si ama o no, es porque tiene miedo a que las cosas no funcionen.  Y esta es la verdad: NUNCA funcionará nada a menos que se arriesguen y usualmente perderán al amor de su vida y terminarán con el menos peor, casi al final de sus años, torpes y testarudos años.  Por supuesto, la excusa de negarse aparecerá cuando ella no esté interesada y cuando esté muy interesada.  Huirá del amor de su vida, una y otra vez.

Rodrigo nunca la amó.  Y se lo dijo una o dos veces, aunque de forma muy superficial.  Como la mayoría de hombres era frío, tosco e insensible y carecía del tacto para saber comunicar sus sentimientos.  Él la quería, como amiga claro está (siempre hacía esa aclaración, disque para que ella no se hiciera "ilusiones").  La quería, le tenía un afecto especial, la admiraba, la respetaba, pero cometió un error recurrente en los hombres (o en los seres humanos) cuando sabemos que alguien nos ama sin importar qué: él se aprovechó de esa situación y creyó que por simplemente ser él, todo saldría bien.  Era el típico hombre que tiene una amante, sólo la manipula como objeto.

Un buen día él le pidió a Andrea que por ningún motivo se inmiscuyera en su vida y que, por favor, tampoco lo involucrara a él en la vida de ella, de ninguna manera.  Argumentó estúpidamente que como ella lo conocía, sabía que a él no le gustaban las manifestaciones públicas de amor (en realidad temía que alguien los viera y lo delatara con su esposa, a quien tampoco amaba de verdad); le pidió que NUNCA le dijera a nadie que ella lo amaba a él.  Rodrigo, dejando en clara evidencia su inseguridad, su egocentrismo y su estupidez, quiso que Andrea simplemente "parara ya la cosa" (el idiota no entendió que si ella estaba enamorada de él, era porque él le pidió que fuesen amantes y ella accedió porque sabía que en el fondo, muy en el fondo tenía una luz y espiritualidad especial).  En realidad a él no le gustaba la idea de que alguien, cualquiera, pudiera pensar que entre ellos había algo, lo cual no dejaba de tener lógica, pues eran simplemente amantes.  Las palabras bonitas, los detalles, las ternuras de ella debían guardarse para lo privado, entre ellos dos, era un secreto que debía mantenerse allí.  Él le pidió lo que le pide un hombre a su amante, que únicamente se hablen cuando a él le conviene, en la cama, en la intimidad, que no le llame a ciertas horas y que por ningún motivo espere que él responda sus e-mails, sus mensajes de texto o sus llamadas (esto para evitar confusiones, podría ser que su esposa algún día tuviera ocasión de revisar su bandeja de salida, lo cual afectaría a su falsa imagen social de ser un hombre decente); ella debía esperar y apelar a la "misericordia" de él, para cuando éste pudiera salir con ella y verse.  Ella debía comer las migajas que él botaba.  Él le dijo que siempre y cuando fuera conveniente para él, ella se podría acercar.  Caso contrario, no convenía que los vieran juntos o que pareciera que querían estarlo.


Sólo un idiota le pide a alguien que evite amarle.


Andrea lloró tanto como pudo y como no sabía que podía hacerlo.

Ella juró abandonar la idea de una vez por todas de que su amante, alguna vez se convertiría en su propiedad.  Reconoció que haber amado a alguien que no merecía el amor de ningún ser humano en esta tierra, había sido su error más grande.  Ella comprendió que personas como él deben ser marginadas.  Ella, hasta entonces, supo por qué los amigos de él (grandes empresarios y respetados personajes de la vida pública) siempre decían que él tenía una falsa sonrisa, era engreído, falso, con la hipocresía a flor de piel.  Ella en ese momento comprendió por qué el día del cumpleaños de él, sólo su esposa se lo celebró y por qué sus demás amigos no hicieron una reunión en el hotel más concurrido de la ciudad (como se estilaba en ese nivel empresarial).

Andrea comprendió que él era idiota.


Esa noche lloró todo.  Prometió que nunca dejaría de amar.  Se aseguró de que su amor, era tan puro que nunca lo dejaría de amar, pero que en definitiva abandonaría la idea de estar con él.  

Amar no es idiotizarse.  Amar es valorarse primero a uno.

Amar no es ser mártir.  Ella con amor y paciencia esperó.  Y estaba dispuesta a esperar toda su vida de ser necesario, pero tristemente la mañana siguiente, después de derramar todas las lágrimas que pudo, murió.

Murió y él al enterarse de la noticia pensó dos cosas: confirmó que ella siempre fue alguien exageradamente dramática (enamoradiza, inocente, ingenua o tonta) y que a partir de entonces cargaría con la maldición de no amar a nadie y de que nadie, NUNCA, JAMÁS, lo amara tanto como aquella mujer a quien destrozó el alma y le rompió el corazón que tantas veces latió más fuerte por él.

Ese día Rodrigo también lloró.  Lloró al recordar la forma en que ella temblaba cuando hacían el amor.  Ella temblaba de incontrolable dominio.  Él recordó todo lo que ella hacía por él, cada detalle, cada sonrisa, incluso cada "te amo".  Y deseó inútilmente que alguna vez alguien pudiera amarlo así de nuevo, para corresponderle y hacerla feliz.  El idiota nunca más volvería a ser amado de esa forma.



Nota.  La idea de escribir un obituario se me ocurrió hace muchos años y ciertamente lo empecé.  Hoy quise relatar la idea de una mujer que se enamora de un amante.  Es algo utópico, ya sé.

Un abrazo.
Fue muy ingenuo de mi parte creer que se enamoraría de mí.  Aunque admito que fue bonito tener la esperanza de que eso pasara.

Fui idiota cuando creí que tarde o temprano pasaría.


No tengo muchas palabras para escribir, o más bien no me salen.


Amar a alguien es respetar incluso su decisión por no amarle.

El amor nunca deja de ser.


Fui idiota al pensar que alguien como yo podría tener a alguien como ella.


Dicen que "dar amistad a quien busca amor, es como darle pan a quien muere de sed".  Yo pienso que no, pienso que la pureza de la amistad debe ser noble y no debe ser discutida.


Deseo que ella sea exageradamente feliz.

Ya no quiero hablar más.  Qué tonto fui por Dios!!!!!!!!!!!!!!!! cómo pensé que si amaba a alguien, alguien me iba a amar!!!!!!! cómo creí que si entregaba lo mejor de mí, eso bastaría!!!!!!! cómo fue que se me ocurrió que si pretendía hacerla feliz, sería feliz!!!!!!!!! cómo me pasó por la mente considerar que YO! podría hacer que se enamorara de mí!!!!!!!!

Por qué no haría caso?

Por qué no acepté simplemente que hiciera lo que hiciera, jamás lo lograría?


Lo peor de todo es que sé que no la dejaré de amar.  Y lo que es aún más triste es que aún en silencio, seguiré contemplando para ver si sucede un milagro y ella se enamora de mí.



Te amo.  Finalmente, te amo.  Pero a solicitud tuya, me olvidaré de ti.  Esta vez, para siempre.

martes, 21 de septiembre de 2010

De lo nuevo

Lo idiota que hay en mí.

Cuando empiezas un nuevo camino a veces tienes miedo, a veces mucho entusiasmo y ganas por seguir adelante.

Cuando aparece una nueva ilusión en tu vida (un chico o chica que conociste, un nuevo trabajo, un nuevo colegio, una nueva carrera, etcétera) siempre trae muchos matices y expectativas grandes.  Usualmente eso nos ayuda a olvidar lo que pasó antes.  Un nuevo colegio, te hará olvidar casi en su totalidad lo que pasó antes.  Quizás mantengas algunos buenos y malos recuerdos, pero en esencia todo será nuevo.

Así somos los seres humanos.  Carecemos de memoria histórica.

En culturas como la guatemalteca, tenemos tendencia a olvidar todo.  Quizás es por el mundo tan pragmático y rápido en el que vivimos.  La película que viste hoy, olvídala mañana porque ya viene el nuevo estreno.  El par de zapatos que adquiriste anoche, pronto serán cosa del pasado porque la nueva moda viene en camino a toda prisa.  El celular que este mes era una novedad, al siguiente mes será anticuado, gracias al nuevo modelo que trae más opciones, más memoria y mejores funciones.


Aclaro algo.  "Un clavo no saca a otro clavo".  Jamás compares a una persona con otra.  Si una chica no te corresponda, NO CREAS que otra te hará olvidarla.  Es decir, las cualidades que tiene una persona, NO LAS ENCONTRARÁS EN OTRA.  Si una chica te gusta por su espontaneidad, TE ASEGURO que eso no lo tendrá otra.  Quizás tenga más cualidades o menos, pero no las mismas.

Las personas, no son modas.  No se "cambian".

En realidad, el papel que hoy ocupa tu novio, quizás lo pueda ocupar otro chico más adelante, pero sólo el papel, la posición.  Jamás esperes que "el nuevo" te haga olvidar al anterior.


Nunca dejes de soñar.  Busca siempre algo nuevo.


No quiero decir que si tienes un novio o una novia, te busques otro.  Quiero decir que inventes una nueva excusa para amarle.  Que cada día encuentres un detalle para enamorarte de esa persona.  Piensa, en una palabra, en una acción, en cualquier cosa para hacer algo novedoso.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Del amor y otras cosas

Hoy iba en la calle y quise anotar, para no olvidarlo, algo que vino a mi mente.  En ese momento me di cuenta de que había olvidado mi portafolio, donde usualmente llevo hojas o algún cuaderno.

Así que saqué un periódico viejo que llevaba en mi mochila y anoté esto como pude:

Dame una idea para entender lo que sientes por mí; explícame con señales aquello que no dices con palabras, aquello que prefieres callar, por falta de contundencia.

Sugiéreme un método para enamorarte.  Quiero lograrlo; en realidad me gustaría que te enamoraras de mí, para hacerte feliz.


Desconozco con precisión si soy un idiota o si soy muy romántico.

Pienso que soy las dos cosas ante los ojos de algunos.  Según su estado de ánimo.

Quiero decir que amo a Dios con toda mi alma.  Y que él es lo más importante para mí.  Sé que este no es un espacio religioso y que la mayoría de personas espera encontrar ideas sobre qué decirle a alguien o sentirse identificados o identificadas con algo que escribí.  Quizás una historia bonita, o simplemente enterarse de cómo va mi historia. Pero debo declarar confesamente que si no fuera por Dios, nada de esto existiría.  

Y en medio de eso, mi vida sólo tiene sentido cuando busco la dirección espiritual de mi vida.  Cuando la parte espiritual la pongo en práctica.  Ser espiritual no es acudir a Iglesias los domingos o escuchar misas; ser espiritual es vivir de esa forma.  Y considero esta práctica de escribir un hecho muy espiritual, para mí por supuesto.

Para el que es abogado, defender bien a su cliente es un tema espiritual, porque debe hacer con excelencia aquello para lo que fue puesto en esta tierra.  Para el médico, servir debe ser algo eminentemente espiritual también.


Para mí es escribir.  

Y en medio de este asunto espiritual de escribir, confieso que hay una mujer.  Una mujer que amo mucho.  Y cuando ella me dice que no me rinda "si considero que ella vale la pena" no sé qué pensar.  Cuando alguien te dice eso, quizás quiere decir que en medio de su absoluta confusión, hay una esperanza para ti.  O de pronto sólo está diciéndote un rotundo "no", pero de forma amable.

Y he descubierto que amar a alguien no es tener que verle todo el día, no es besarse o tener relaciones sexuales.  Amar tampoco es hablarle a cada rato, llamarle como si no tuvieras vida.  La idea de "romántico" es aquel que ama y sufre, que no piensa, que deja de vivir para que otra persona ocupe su pensamiento.  Y aunque suena bien, mis queridos, el amor trasciende eso.

O sea.  Tú no necesitas "acosar" a otra persona para amarle.  Esa desesperación, esa angustia que se siente en el estómago por la otra persona, SON EMOCIONES.  Y te cuento, que LAS EMOCIONES son sentimientos, sensaciones cortas, NO DURARÁN SIEMPRE, esto es científicamente comprobado.


Amar es respetar a alguien.  Respetar que no te ama, incluso.

Es respetar que aunque te ame con tanta intensidad como tú, tiene una vida individual, tiene "su espacio".

Amar también implica comprender que no todos amamos de la misma forma.  Unos amamos escribiendo una carta, pero no pretendas que porque le escribiste un poema, él o ella te devuelva uno; quizás no sabe ni escribir bien.  Pero tal vez puede darte un regalo.  Quizás tú demuestras tu amor con bellas palabras y la otra persona con abrazos.  Tal vez nada de eso tiene sentido para ti y la única forma de demostrar amor es evidenciándolo con actos de servicio.  Quizás para ti amor es acción pura.

Todos amamos diferente.  No encajones al amor.  Si tu chico no te escribe una carta, no es que no sea romántico, simplemente es diferente.

Este es el punto: busca a alguien que hable tu mismo lenguaje del amor.  Si a ti te gusta leer, busca quién te escriba.  Si te gusta que te demuestren afecto con abrazos, busca a alguien que esté dispuesto a mostrar su afecto de esa forma (hay quienes no les gusta, no están acostumbrados, tal vez por un asunto cultural o familiar).


En medio de mi vida espiritual, encontré el amor.  Y en medio del amor.  Amo a una mujer.  Así, a mi manera.  Y no le pido que me ame como yo, porque quizás no es su estilo.  Sólo le pido, a penas, que deje que la ame.  




Ya dice una canción vieja:

Aquí, todo sigue igual que antes...estoy solo como nunca, por eso escribo la presente y no pretendo que hagas nada, sólo quería asegurarme que supieras que AÚN TE AMO...

Relatos de mi vida (parte V)

Morena, de corta estatura, colocha (morocha, en otros países), seria, muy seria.

Un día, mientras salía del taller de mi área ocupacional, algunas compañeras se acercaron conmigo y me dijeron que querían "presentarme" a alguien.  Era ella.  En realidad parecía bastante nerviosa, incómoda.  Supe con el tiempo (porque todos lo sabíamos) que estaba enamorada de mí, mucho.

No me gustaba, no me interesaba, así que nunca hice nada.  Ella no estaba en mi clase, así que no teníamos ninguna excusa para relacionarnos de ningún modo.  Con el paso de los meses, después de notar que la chica del relato anterior (hacer click aquí) me había "eliminado" al igual que otra (la del próximo relato), me sentí triste.  A esa edad uno quiere estar con alguien.  Por ese primer año no sabía quién era el amor, desconocía a Dios, esa parte espiritual del amor.

Me senté, analicé y supe que esta chica que al parecer verdaderamente me amaba, era la mejor opción.  Supuse que después de tanto, ella ya no estaría interesada, pero no perdía nada con probar.  Me costó horrores acercarme a donde ella tradicionalmente se reunía con sus amigas.

Una vez, en el bus, ella estudiaba cocina, y me ofreció un pastel de chocolate.  Triste y torpemente se lo desprecié.  Le dije que le agradecía pero que no me gustaba el chocolate.  Algunos minutos después supe que ella lo había guardado todo el día especialmente para mí.  Seguramente los nervios se aglutinaron cuando se acercó a darme el regalo, y seguramente algo pasó cuando no lo recibí.  Sólo quise ser honesto, como siempre.  Y es que el chocolate no me gusta, así que pensé que era un ofrecimiento casual y no le recibí aquel pastel.

Un buen día, me armé de valor y llegué hasta donde ella estaba.  Le hablé, ella tenía cara seria, casi no me habló y yo me sentí como idiota.  Sin embargo, como un idiota inteligente (perdón por la cacofonía).  Inteligente porque al menos me había quitado la duda y no pensaría "qué hubiera pasado si...".

Desde entonces sentencié que la única que en realidad me había amado (yo sabía que sí), había dejado de hacerlo.

Nueve años después, con técnicas de investigación (mi trabajo en la agencia de investigación dio frutos), encontré su e-mail.  Y le hablé claro.

Ella no sabía quién era yo.  Y a decir verdad, NUNCA HABLAMOS TANTO como la primera vez que intercambiamos letras por el MSN.

Por ese entonces yo hacía mucho trabajo de campo.  Recuerdo que estaba haciendo una investigación sobre un cadáver que había salido de forma anómala; fui al cementerio, a la morgue, a todos lados a buscarlo.  Investigué en el Instituto Nacional de Ciencias Forenses y estuve de arriba a abajo, tratando de establecer las causas reales de su muerte.

En una ocasión, esta chica me había comentado que estaba estudiando en un hospital nacional.  Así que ese día me tocaba ir allí, le dije que si podíamos vernos.  Hablamos tal vez quince minutos, cosa breve.  Pero eso fue suficiente e implantamos un nuevo récord.  Nunca habíamos hablado tanto, repito.

Siempre la percibí como alguien inteligente, seria, divertida.  Y admito que llegó a interesarme por aquellos años.

Ahora que la encontré me contó que se había casado y que su vida era diferente.

Entre ella y yo han pasado muchas cosas.  Ha sido una historia digna de contar siempre.  Aprendí a no despreciar, aprendí a que si no me animo yo, se animará otro.  Aprendí que uno siempre debe luchar por lo que quiere.

Hoy ella dice seguir enamorada de mí.  Tristemente no sé corresponderle.  No es algo posible.

Después de ella.  Pasaron dos cosas muy puntuales que provocaron que empezara a escribir este blog, en papel.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Una lágrima rodó por su mejilla.  Un nudo se asentó sobre su garganta.  Un grito se calló.

Las palabras dejaron de salir.  Los labios dejaron de besar.

Sus pupilas se dilataron.

La soledad se hizo parte de su vida.


Ella lloró noche tras noche.  Quiso morir y luego volver a morir.

Nunca comprendió por qué el amor era así.


Cuando ella terminó enamorada, él ya no la quiso.


Él, idiotamente, la culpó.

Ella no tuvo más que dejar que eso terminara.


Amó sus detalles.  Amó sus aventuras.


Ella murió una mañana lluviosa de septiembre.  Murió desangrada.
¿Te recuerdas de mí?

Desde que decidiste que dejáramos de amarnos empecé a inyectarme soledad.

Ahora consumo píldoras de tristeza y uso parches de desamor.

Últimamente he echado de menos mi autoestima; al parecer se fue de viaje y no ha vuelto.

A veces me veo en el espejo y me desconozco.  Ya no me rasuro, y sólo me alimento cuando el estómago hace huelga y no me deja alternativa.

No sé si me recuerdes.  Soy yo, aquel que te amó como nadie te amará, pero que decidiste alejar.

Ahora soy un adicto a cualquier cosa que sea estar absolutamente solo.  No sé quién soy y francamente he olvidado un poco tu rostro.  Sólo recuerdo que te amé como no he sabido amar a nadie más y que seguramente eso te hizo daño.


No sé si me recuerdes.  Soy el mismo que alguna vez consideraste amar, pero que nunca te atreviste y, por el contrario, tomaste la decisión de nunca siquiera intentarlo.

Desde que me pediste a gritos, sin una sola palabra, que dejara de intentarlo, he consumido cualquier cantidad de sueros que me nutren de desamor y me he dedicado a leer libros que ilustran la ironía de la vida, la estupidez de casi todo lo que hacemos y la desazón en las cosas que parecen importantes.

No sé si me recuerdes.  Soy yo.  El mismo que te amó siempre.



El exceso es malo.  Y me excedí en amarte.

Quiero que lo sepas

Quiero informarte cordialmente lo siguiente: ya voy comprendiendo con precisión lo que haces.  

Me gusta las cosas que haces para hacerme saber que estás enamorada de mí, o cuando menos, que eso está pasando.

Sé que tienes pavor.  Pero te aseguro que nadie tiene más miedo que yo.  Mi corazón se desordena, pierde toda cautela cuando se trata de ti.  Me da mucho miedo, pero por Dios que intentaré hacerlo de la mejor forma.

Creo que no tienes idea de cuánto aprecio y valoro tus palabras, tus miradas.  Cada cosa que dices o que quisiste decir.  Aquello que callaste o argumentaste vagamente con un "no sé".

Quiero que sepas que he notado tus intentos por conquistarme, pero que parezca como si no lo estás haciendo.

Quiero que sepas que sé que quieres evitarte el "protagonismo" y que las cosas sólo sucedan.  También quiero que sepas que he notado tus esfuerzos por intentar que la cosa entre tú y yo funcione.  Sé que a penas lo has intentado, pero lo he visto y te lo agradezco.

Quiero que sepas que las cosas no suceden "sólo porque sí".  Quiero que sepas que me gustaría que disfrutases cada momento, cada etapa, cada detalle, cada instante.

Amo cuando te dulcificas a penas.  Amo intensamente la dulzura que inevitable e intencionalmente surge en ti cuando me tienes cerca.

Amo el olor del shampú de tu cabello.  Amo, tanto como tú, abrazarte y que tú lo sepas.  Que sepas que te estoy queriendo decir: te amo.  Con sólo acercarme, con sólo verte, con sólo tocarte.

Quiero decirte que sé el juego limpio que llevamos.  Quiero decirte que amo con intensidad la forma tan incapaz de disimular lo que podrías sentir por mí y que, de hecho, lo has empezado a sentir.  Amo tu esfuerzo torpe por aparentar que no sientes absolutamente nada, cuando los dos sabemos que no es cierto.

Amo el suspiro que me dedicaste anoche.  Te amo más cuando me dices que "te chiveaste" por algo que dije.  Y te amo más porque aunque podría decírtelo frente a frente (haciendo un esfuerzo sobre humano por no temblar ni reírme como tonto para que parezca más sincero y más real), prefiero guardar tu corazón, protegerlo.

Te amo porque no sé desde cuándo ni cómo te has convertido en mi conversación a cualquier lugar que voy.  Mi papá pregunta por ti (verdaderamente no sé por qué; hoy me llamó y preguntó si estabas a mi lado).  Me reúno con ex compañeras y alguien dice, tal si fuera una idea brillante, que les muestre quién eres.  Una ventanita se abre en mi computador y es alguien que lee el blog preguntando sobre cómo solucionar algún conflicto del corazón, argumentando que quizás yo, sabiéndote amar tan bien, podré decir algo inteligente.

Te amo porque aunque ciertamente no eres la mujer más bonita en este planeta, eres la mujer que a mí más me gusta.  Te amo porque estoy absolutamente convencido de que no eres perfecta, pero también sé que aún así te amo; prometo ayudarte a ser mejor cada día, con todo el amor y la paciencia que me ha sido dada, especialmente para ti.


Te amo porque aunque nunca he visto detenidamente una obra de Pablo Picasso, estoy convencido de que tú eres la mejor pintura de Dios.


Te amo.  Juro que te amo.  Y juro que te creo cada palabra.  Creo tus "no sé".  Creo tus "te quiero", creo tus "te amo".  Creo que conmigo no utilizarás ninguna "estrategia" más que la transparente.  La misma que la mía: amor tradicional.

Es un lujo cortejarte.


Post data.  Te amo.  
Cada vez que algún chico te invite a salir, no podrás olvidar las veces en que no has salido conmigo. Soy yo, abre los ojitos.  Deja de buscar, ya encontraste quién te ame.  Y sé que me encontraste antes de tiempo.  Perdón.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Yo

Como hoy se cumplen tres años y este es mi blog, y tengo ganas de escribir, seguiré escribiendo, jaja.  Mentira, no es mi blog.

Evidentemente este blog es un blog cursi.  No he hecho más que escribir casi quinientos posts cursis.  Y no me canso, lo cual es todavía más grave.

Evidentemente también me he dedicado a hablar de un amor que no es correspondido.  Y que a la fecha sigue sin ser correspondido, lo cual explica, en parte, sólo en parte, por qué sigo escribiendo posts cursis.

Pero evidentemente los lectores han aumentado.  Y siguen aumentando, lo cual pone de manifiesto que este tema es un tema que a muchos interesa.

Estoy tan feliz.  En realidad me siento feliz.  Anoche quería morirme, lo admito.  Literalmente: morir. Pero esas manías depresivas me pasan seguido.  No sé.  Dicen que es vena "artística".  En todo caso, si ser artistas es tener cuadros de depresión aguda, no sé si finalmente quiera ser un artista.  Es que no me quiero morir, no aún.


Además nací en febrero, y dicen que los nacidos en ese bendito mes somos "locos".  No sé.  En ese mes se celebra el día del Amor y la Amistad, por eso el amor tiene algo de loco y poco entendido.  Por eso es cruel, masoquista, doloroso y raro, jaja.  No sé.   Hay cosas que no sé.


Una canción que redescubrí ayer dice "aquí, todo sigue igual que antes...estoy solo como nunca, por eso escribo la presente...y no pretendo que hagas nada, sólo quería asegurarme que supieras que AÚN TE AMO".


Muy feliz estoy.  Amo las letras.  Mis primeras excusas para hacerlo, son éstas.

Un abrazo para todos, un beso para todas.

Tres años

Hace tres años empecé a escribir en este blog.  Recuerdo con claridad que lo hice, sobre todo, para dejar de usar cuadernos y trasladarme a un espacio virtual, que no fuesen archivos de Word.

No creí que alguna vez alguien fuera a leer esto.  Y menos que a la mujer a quien terminé dedicando gran parte de los posts, lo leyera.  Eso era una ilusión, y que sólo sucedería en caso de que terminara enamorándose de mí.  Luego creí que se enamoraría posteriormente.  Y francamente aún lo sospecho.

Pero en estos tres años he aprendido muchas cosas. Particularmente el último año ha sido increíblemente académico.  La vida, el destino, Dios, me han enseñado grandes lecciones.

Hoy quise recibir una llamada, un mensaje de texto o un e-mail felicitándome por tres años de este blog.  Luego medité que sólo existen seis personas que conozco personalmente que leen este espacio.  Y que de esas seis, sólo hay una que lo lee con frecuencia.  Las demás personas, únicamente lo leyeron el día que por azares del destino cayeron aquí.  Sólo una.

Así que es lógico que eso no sucediera, al fin y al cabo nunca he tenido la curiosidad por mostrárselo a algunos "amigos".  Es que esto es algo muy íntimo.  Algo que se suponía escribiría para desahogarme.  Y así es.

Sin embargo, me he llevado con la bendición de que mucha gente ha resultado conmovida al leer este blog.  En la madrugada de hoy recibí un mensaje de un chico que dijo haber "cambiado su forma de ver las cosas y que era la oportunidad para empezar todo de nuevo", eso es un halago.  He recibido comentarios de gente que lo ve desde ojos más frívolos y me dice "éste es un excelente artículo", haciendo alusión a alguno de los posts.  También han habido comentarios pidiendo ayuda, hubo un comentario de un chico homosexual que me hizo entender que me dirigía a un gran público; y, por supuesto, he recibido comentarios de gente que no le gusta lo que escribo.  Un padre de familia preocupado me escribió, decía que por mi causa su hija estaba muy deprimida, por leerme.  Hasta me sugirió que me dedicara mejor a lo mío.

Y todo lo aprecio y lo recibo bien.

Nunca recibí un comentario de la mujer que posiblemente más he amado en esta vida.  Digo que es la que más he amado, porque ahora más que nunca estoy verdaderamente consciente de ello.  Sé que amar a alguien no es suficiente ni motivo de ser correspondido (qué cosa rara y triste).  Y gracias a ella, y a ustedes que leen, descubrí que cuando amas de verdad tu único deseo es el bien de esa otra persona, aunque sea lejos de ti o simplemente sin ti.  Y eso es algo que no sólo suena bonito, sino que lo he vivido.

Tuve escenas de "ya no le hablaré" y lo logré.  A veces más tiempo, a veces menos tiempo.  Pero eso sólo agudizó mi experiencia, sólo consiguió que mi madurez emocional aumentara y hoy, a tres años de este blog, este es mi mensaje:

Ama.  No te canses de amar.  Si no te corresponden, no dejes de amar, sólo respeta y olvídate de la idea de estar a su lado.  Te juro que sí se puede vivir así.  Te juro que cuando amas, deseas tanto el bien de la otra persona, que llegas a comprender que hagas lo que hagas, quizás nunca llegarás a su corazón.  Pero honra al amor y el amor que sientes por ella o por él.  Nunca digas "te amo" sino es absolutamente cierto.  Y di "te amo" sólo si crees que eso bendecirá a la otra persona.

Ama.  Da lo mejor de ti.  Quizás logres que la chica se enamore de ti, sólo sé genuino.  Ama.  Pero no le digas al chico que le amas, a menos que estés totalmente segura de que él lo tomará maduramente y no se aprovechará de eso.

Ama.  Conquista.  Tal vez ella, quizás él, se enamore de ti.  A mí aún no me ha pasado.  Pero prometo, continuar escribiendo un poco de mi historia, un poco lo que siento.  Prometo contarles si finalmente ella se enamoró de mí.

Hoy ni sé qué piensa de este blog.  Jamás he leído un comentario.  Quizás se queda sin palabras porque es "demasiado".  Tal vez es algo ridículo, cursilesco y vergonzoso.  No sé.


Gracias a Dios, Él es la fuente.
Cada letra que le escribí, la hizo suspirar.

Conseguí treinta y cuatro de sus mejores sonrisas.  Y diez de sus peores enojos.

Se rió cincuenta y cinco veces a carcajadas frente a mí, debido a mis ocurrencias.  Disfruté cada una de ellas.

La hice llorar cuatro veces.  Dos de ellas cuando le expresé mi amor de una forma en que, a decir de ella, nadie lo había hecho sobre la faz de la tierra antes.

Se quedó sin palabras cada vez que la sorprendí con uno de mis regalos.

Una vez dijo "me dejaste sin palabras".  Otra vez dijo "no sé qué decirte".

Me pidió perdón diecisiete veces.  Una de ellas cuando pensó que la engañaba con otra y era mentira.  Otra vez cuando creyó que yo sólo quería "lucirme" delante de ella y que las cosas que hacía por ella eran sólo para creerme un "gran" hombre.  Ella pensaba que le daba más valor a lo que los demás pensaban de mí, que a ella y a lo que en realidad sentía.  Ella se desvaloró.  Cada cosa que hice fue provocado por su amor.  El resto de veces que me pidió perdón, fue cuando llegó impuntual a nuestras citas.

Setenta y nueve fue el número de veces que le pedí el "si".  Setenta y siete me dijo "jamás".  Una vez me dijo "a qué te refieres?" y la otra vez me dijo "si", acompañado de una sonrisa que evidenció sarcasmo.

Aún no logro contabilizar la cantidad de ocasiones en que le dije "te amo".  Tampoco sé cuántas veces se lo escribí.  No sé con precisión el número de oportunidades en que le exprese un "me gustas".

No sé tampoco cuántas horas pensé en ella.

De todos esos números, guardo uno especialmente: la primera vez que la besé.  Sentirla cerca de mí, nerviosa, como niña.  Fue niña, fue mujer y a la vez era mía.

Suspiré quinientas veces por ella (las anoté todas).  Lloré cinco días.



Te amo.